NADA


Deja que mis manos
te acaricien los ojos,
deja por un segundo
que el silencio se esconda
de todos tus sonidos,
deja que la ausencia esparcida
a tu alrededor,
te regale un soplo de sonrisas.

Somos tan grandes para andar huyendo

Y el agua se seca
llorando su río,
los pájaros se marchitan
en su pobres nidos de barrotes.
Y vos y yo
tan flacos de esperarnos.
Si la lluvia pudiera arrastrar
las peninsulas que nos separan,
si el sentimiento fuera una canoa
de sueños mojados.

Somos tan desgarradoramente dulces

Deja que mi boca
te bese los ojos,
porque el sol
nos amenaza
en cada atardecer,
en cada silla vacía,
en cada luna
que no acaricia mi piel.
Mi simetría pálida,
se anochece
cuando la noche muere
y los dientes de la desilusión,
muerden la pollera arrugada
de la niña que fui.
Dejame tan solo
rozar con mi dedo indice
tu mejilla derecha,
apollar mi espalda
en el imperio
de tu furia interrumpida.

Somos como un perfume agrio de ciruela y fracaso.

Somos la nada que crece en nuestra oscuridad.