Quería volverese medianamente bueno en su oficio y pasión, y obtuvo fama además de reconocimiento por su trabajo. Viajó al extranjero para conocer aún más, e internacionalizar su popularidad, hacía lo que más le gustaba y ocasionalmente tenía contrariedades. Conoció gente agradable y otra que no lo era tanto, compró cosas, consiguió alguien con quien pasar el rato y salir a pasear, ocultó y reveló cosas a conocidos y extraños, almacenó periódicos sin leer, hizo y botó basura, dormía, comía y también iba al baño de vez en cuando, veías cosas y escuchaba otras, tenía gustos y disgustos, iba a algunos sitios y a otros dejó de ir, se hizo el tonto, se hizo el trascendental, la pasaba bueno y a veces mal. Una tarde, como a eso de las tres y media, se reventó como una pompa de jabón. ¡Paw!