Muy buenas madrugadas: :)
Aquí la luna llena brilla por su ausencia, las colmenas de hormigón eclipsan el cielo, la turbia luz de la calle es lo único que se ve, un aroma torrefacto a café recién hecho y el tenue clarinete de Kenny G. son mis únicas compañías. Me he desvelado sin saber muy bien el motivo, he encendido el PC un poco por inercia y me he topado con tu correo, transoceánico, ultramarino, no sé, a esta hora en que la noche divaga en amanecer me ha hecho ilusión.
Deja de preocuparte: intuyo que lo que sientes hacia mí no es morbo, es sana intriga, como bien dices, neta curiosidad. Y eso me halaga, me halaga e intranquiliza también porque no quiero que me idealices, tengo muchos defectos y hasta miserias tolerables, los príncipes azules destiñen y yo ni tan siquiera llego a la categoría de paje. :) En serio, Clara, no me importa en absoluto contarte cosas de mi vida, incluso de mi pasado común con Eugenia, me encanta que me escribas, tus letras llenan la sombra de su carencia, pero no me idolatres. Soy tan “humano” (resalto las comillas, jajaja) como cualquiera.
La verdad es que ahora mismo también me siento acompañado escribiéndote: dicen que la noche es el reino de la soledad para los que no tenemos a nadie junto a nosotros. Tu caso, al menos, será provisional. Con lo bonita que eres, seguro que más pronto que tarde compartirás deseos y pasiones con el amor de tu vida. Los cuarentones ya no tenemos ni edad, recordar a lo sumo. No obstante, me encantaría pasar una velada nocturna contigo aunque fuera mismamente en algún Café del Paseo de Recoletos: me fascinan las personas tocadas por el humor ácido, sinuosas, cínicas, inteligentes, que con la mirada o un gesto lo dicen todo. Si alguna vez te animas a venir, te pediré una noche así. No que te enamores de mí, estarías sorda y ciega de hacerlo¡¡¡¡ :))))
Eugenia como sabes se liaba con las palabras, hablaba por los codos. Ignoro qué vio en un carácter tan proclive al ensimismamiento y tan poco expansivo como el mío, el del eterno opositor a cátedra. Supongo me vería como su contrapunto, no deduzco otra conclusión, el hecho es que era feliz, así lo creí hasta el día en que todo terminó. La verdad es que nunca lo entendí. Creo que mis interrogantes que son los tuyos, el dictamen forense certificó muerte por caída accidental, pero las circunstancias en que se produjo no eran nada casuales. En fin.
Tú vuelves con Morfeo y yo regreso al cuarto de baño a rasurar la barba de presidiario que me ensucia la cara. Son las 5.30 a.m., ya no podré dormir.
Un beso.
Augusto
Pd: La escapada, bien, mi padre más protestón que de costumbre.
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