Dicen que el primer paso de recuperación para cualquier adicto es aceptar que tiene una adicción. Yo tengo una adicción, pero ese no es mi gran problema, sino que no quiero recuperarme.
No sé cuando empezó exactamente, puede que sea innato, o también adquirido, pero la verdad no me interesa cuando empezó, y como dije anteriormente, no quiero que tenga un final.
Parece que fue una noche de octubre que me di cuenta, desperté por un ataque de asma, cuando recuperé el aliento vi la hora y era bastante tarde, intenté volver a dormir, pero en el momento en que posé mi cabeza sobre la almohada, una melodía comenzó a recorrer mi sangre, como buena melómana que soy, reconocí al instante la melodía y sentí el impulso de escuchar la bendita canción, cometí el grave error de aplazarlo hasta el día siguiente. No pude dormir de nuevo, fueron horas que me revolví en las sábanas, intentando sacar la melodía de mis venas; olvidarme de ella, hasta que hice lo que debí hacer en un principio: Encendí el computador y escuché la canción…
Track 1: Hojas de té- Los tres.
Recuerdo una tarde caminando cerro arriba con un par de amigos, estábamos cansados, pero no podíamos atrasarnos más, hacía un calor demente y pasamos a un negocio a comprar algo para beber.
En el lugar estaba la radio encendida y casi tuvimos que gritar para que nos atendieran, ya que el volumen estaba muy alto, nos atendió una mujer de mediana edad, llevaba una vestimenta extravagante y se movía al ritmo de una canción de Joe Vasconcellos, nos pidió que esperáramos un segundo y, claro, esperamos, lo divertido es que nos pidió que esperáramos para poder terminar de escuchar la canción y cuando ésta terminó, obviamente, empezó otra y a ella le tocó el turno de esperar.
Mi amigo, el Toño, reconoció al instante la canción y comenzó a cantarla y saltarla, yo, raramente no conocía la canción, la euforia de mi amigo duró varios minutos, 3 minutos 51 segundos, exactamente.
Cuando al fin salimos del lugar, le pregunté a un Toño eufórico, cómo se llamaba la canción, que me había parecido simpática y muy buena, él me respondió- Esa obra maestra, se llama Hojas de té y es de Los tres, ¡MADE IN CHILE!, mi queridísima Carla.
Ese día caí en cuenta de que el Toño era igual o más melómano que yo y, además, me permití quedar atrapada para siempre en la música de los tres.
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A veces me pasa que estoy pensando en una canción y no está a mi alcance, es decir, no la tengo en el mp3 y nadie la tiene en el suyo, esto me crea un gran problema, ya que, cuando no escucho la canción me empiezo a desesperar y cuando esto pasa, mágicamente aparece la canción, ya sea, en la radio o alguien me salva con sus audífonos a todo volumen. El problema es la ley del “ying-yang”, que hace que la cancioncita no deje de sonar jamás; en cualquier lugar y en cualquier momento, llega a desesperar, pero no es que me aburra de la canción, sino que: de lo bueno, poco…
Track 2: Muñeca de trapo- La Oreja de Van Gogh.
Era 25 de Marzo, lo recuerdo porque el Toño estaba de cumpleaños el día anterior, habrán sido las 6 de la mañana y nuestro estado etílico era bastante notorio. Nos encontrábamos acostados en el pasto, el Toño, el Tito, la Marce, la Negra y yo, conversábamos sobre la música pop, discutíamos que la mayoría no hacía música, sino que buscaban tres acordes que sonaran bien y le ponían un poema de mala calidad.
Lo malo de la música pop es que, lo mediocre lo tocan mucho y lo bueno, demasiado - Decía la Marce, bajista de la pequeña banda que estábamos formando en esa época. En ese preciso momento salté yo a la defensiva – Hay canciones pop buenas que aun no están tanto en las radios, no sé si es por que sólo yo las encuentro buenas o por que no son descubiertas aun – El Tito me miró con cara de reto, aunque me incomodó la mirada, mantuve firme la vista, directamente hacia sus ojos, luego de un rato me retó – Nómbrame, sólo una canción pop buena que no toquen mucho en las radios – claro, yo ya tenía en la cabeza una canción , hace bastante tiempo que estaba en mi cabeza y no la podía sacar de ella, así que respondí al instante – Muñeca de trapo de LODVG ¬– Admitió, sin excusas, que había ganado el reto y el Toño, que me conocía muy bien en ese tiempo, me recompensó por haber dejado sin palabras al Tito.
Me llamó al interior de la casa, hacia su habitación exactamente, me tapó los ojos con un paño y me sentó en su cama. Escuché ruidos, como de alguien que busca en un desorden ordenado, y luego de un par de minutos empiezo a escuchar los primeros acordes de la canción que me estaba revolviendo la cabeza.
Para qué decir que la canción luego me persiguió para toda la eternidad, y siempre me recuerda esa noche donde el Toño y al mismo, abrazándome y llorando por alguien que no podía tener (¿o no se atrevía?), pero eso lo podemos dejar para más adelante.
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La música expresa tanto sentimiento, incluso cuando no tiene letra puede movernos millones de emociones. Es impresionante como una canción puede llevarte de la risa al llanto, de la emoción a la desilusión, del dolor a la alegría, del amor al odio.
Fito Paez dice: “Existe un cielo y un estado de coma” (Giros), hay canciones que, aunque estés en el cielo, te llevan a un estado de coma y viceversa. Siempre me ha impresionado la influencia de la música sobre el ser humano, no sé si les ha pasado, que sienten que los acordes les penetran el alma de a poquito y les va llenando del sentimiento que quiere expresar, por ejemplo: si es una canción triste, te entran unas ganas inmensas de llorar, si es una canción alegre, te da por sonreír. A mi me pasa seguido, yo diría que en exceso…
Track 3: Comptine d’une autre été- l’aprés midi—Yann Tiersen.
(Soundtrack Amelie)
Mi amistad con el Toño iba en aumento, se estaba convirtiendo en un tipo de amistad especial, del tipo que nunca nos dejábamos de ver, ni llamarnos. Era divertido, ya que, cuando no estábamos uno al lado del otro, estábamos hablando por teléfono o por Messenger. Hablábamos de cualquier cosa, claro que el tema más recurrente era la música, no se puede esperar menos de un par de melómanos.
Un día, no lo encontré en el MSN, no me contestó el celular, y nadie dijo “Alo” cuando acabó el repiqueteo en el teléfono fijo, sólo un par de gritos y el sonido del auricular chocando contra el aparato, el Toño no aparecía y yo estaba preocupada, hasta que recibí un mail de él, decía que no me preocupara, que estaba bien. Claro, después del golpe del auricular y los gritos ¿Cómo no me iba a preocupar?, y luego del mail, creo que me sobre-preocupé. Seguí llamando al celular, sin respuesta alguna, hasta que me resigné y comencé a vagar en el blog de mi amigo.
No encontré nada nuevo en la Web del Toño, y no encontré nada mejor para quemar el tiempo que revisar los links que él tenía a un lado de sus escritos sobre música, muchos de éstos con ideas que habíamos discutido. Revisé las Web de los conocidos del Toño, hasta que llegué a una que se llamaba “Moreno del parque”, entré y al momento en que la página terminó de cargar, sonó una melodía conocida, pero que no recordaba. Leí el blog entero y dejé la página abierta varias horas, sólo para escuchar esa hermosa melodía en piano.
Es terrible saber que conoces una canción y no puedes recordar el nombre, ni el autor, ni siquiera de donde conoces la canción, además, esta canción movía demasiadas cosas dentro de mi, y la desesperación se hacía más fuerte sin que me diera cuenta que era por culpa de la música, el piano, cada tecla que sentía sonar me apretaba un poquito más el corazón y era imposible saber que sentía, ya que, a ratos, moría y minutos después, el cielo brillaba nuevamente, la hermosa melodía que sonaba, no tenía letra, pero la combinación de notas y acordes decían todo, me develaban los secretos de la naturaleza, de la vida y todo se volvía más claro a ratos, pero todo dependía de cómo sonaba la canción, porque hubo momentos en que estuve en el suelo e imaginaba lo peor.
Todo fue desesperación y llanto, todo fue un amor platónico y una felicidad verdadera, todo dependía de las notas y acordes que el compositor eligió. Todo, duró una sola noche, ni siquiera, sólo fueron unas horas, horas en que esa melodía me traía y me llevaba, a lo más alto, y a lo más bajo.
Salí del trance cuando el típico sonido de mi celular, tan conocido, comenzó a sonar, detuve la música y busqué dentro de mi desorden a tientas por la habitación, con el pseudo-rock de green day como guía, al encontrarlo casi se detuvo mi corazón, era el Toño y eran las 7 de la mañana, hora de ir a clases.
No dijo nada relevante, no explicó que le pasó, sólo dijo que estaba bien, aunque se le escuchaba muy mal, no quise insistir y para romper el silencio me di el tiempo de poner la canción -¡Ah¡ ese tema es de Amelie, se llama…- no le di el tiempo de terminar la frase y ataqué - Comptine d’une autre été- l’aprés midi, y es de Yann Tiersen- Sólo escuché risas al otro lado y luego una voz conocida dijo – A veces eres peor que yo.
* * *
Cuando uno está escuchando una canción, que realmente te mueve, te pasan tantas cosas. A veces siento que el compositor estaba pasando por lo mismo que yo en ese momento, es como cuando sientes que, si revelas algo, ese algo se va a hacer realidad, por mientras esté en secreto con tu conciencia, no existe, ¿Se entiende? Es complicado, si escuchas la canción que más te mueve e intentas ponerte en el lugar del compositor, podrías entender lo que pasaba dentro de su cabeza, cuando tenía el piano enfrente y un pentagrama garabateado con unas runas casi inentendibles. Ahí casi sabes que va a venir luego, no es para menos, uno se siente casi dentro, casi parte de la canción…
Track 4: A tu lado – Soraya
No sé por que el Toño jamás me dijo lo que le pasó que tanto le afectó, al principio decía, y me hacía creer que no le afectaba, pero luego de un tiempo se le empezó a notar, ya no era el mismo, ni la Marce, ni el Tito, ni la Negra sabían de el, excepto por los ensayos de nuestro grupo, que iba ganando espacio en el ambiente musical, cuando se dignaba a aparecer. Llegué a pensar que el Toño sólo hablaba conmigo, luego lo confirmé, cuando fue destituido de su cargo en el centro de alumnos y después lo echaron de los Song’s Factory, yo creí que le afectaría en algo, ya que, él fue el fundador del grupo, pero no le importó en lo más mínimo.
Era raro ver a un Toño sin opinión, sin necesidad de hablar, antisocial. Hizo a un lado a sus amigos y conocidos, incluso trató de deshacerse de mí, pero eso era, y es, casi imposible. Digo intentó, porque esa misma noche, a eso de las 2 am, me encontraba frente a su casa con un disco en la mano izquierda y un cigarrillo consumido hasta el filtro en la otra.
Pocos conocíamos la entrada “secreta” a la habitación del Toño que consistía en una escalera oculta entre los arbustos, trepar hasta el techo, mover ciertas tejas, marcadas con una equis, pasar al entretecho y luego saltar a la habitación de mi amigo, donde se encontraba la puerta hacia el entretecho. Suerte teníamos que la casa era de un piso, ya que, más de una vez caíamos provocándonos serias contusiones gracias a nuestro deplorable estado etílico, además, siempre que hacíamos esa travesía, era de noche y casi imposible ver bien sin una luz que iluminara el camino.
Esa noche subí sin problemas y no caí en ningún momento, por suerte. Cuando movía las tejas, de mis ojos caían lágrimas que morían en mi chaqueta; al momento de saltar al refugio de mi amigo, lo observé, se encontraba sentado en su ventana guitarra en mano, tocando alguna melodía melancólica que no alcancé a reconocer. Las sombras me ocultaron y el estado “Zen” de mi amigo me ayudó a pasar desapercibida hasta que puse el disco en el equipo de sonido y le di play.
Con los primeros arpegios de la canción, el Toño había caído de la ventana, suerte que estaba el colchón para amortiguar el golpe de la guitarra y, por supuesto, el de mi amigo, aunque se le notó que le importó más que no le hubiera pasado nada a su bebé.
“En días tranquilos es fácil estar
Rodeado de amigos
Cuando del cielo cae un diluvio
Verás los sinceros
Los que son falsos desaparecen
Se derriten como el hielo
Los que son fiel serán tus raíces
Y aguantarán cualquier viento
No te dejaré caer
Nunca te abandonaré
Cuando más me necesites
A tu lado estaré…”
Ya para ese momento, mi amigo escuchaba atento y yo había encendido la luz, bajé el volumen, lo miré fijo y le dije - ¿Sabes?, no te será tan fácil deshacerte de mi, vas a tener que hacer mucho más para lograrlo – me miró con cara estupefacta y se recuperó de su caída, me abrazó como nunca antes me había abrazado y se lanzó a llorar, dijo muchas cosas, estaba sufriendo demasiado, pero en un momento soltó lo que realmente lo tenía así – Tengo que irme del país, tengo que sacar a mi vieja de aquí, tengo que salvarla de ese huevón que la maltrata todo el tiempo, estoy terminando unos tramites y cuando logre las visas para Europa, nos vamos y no voy a poder seguir en contacto con Chile, para que el idiota no nos encuentre. No sé por que no salió nada de mi boca, pero mis ojos hablaron por ella, llorábamos como amantes que son separados, pero no podíamos decirnos nada más, todo se encontraba presente en ese momento. Pasaban las horas y no podíamos dejar de abrazarnos hasta que nos quedamos dormidos en el suelo, con Soraya cantándonos A tu lado en “replay”.
* * *
Hay todo tipo de canciones, hay del tipo que te hacen sentir con más intensidad, hay del tipo que te hacen recordar y hay unas que te transportan, ojo, que recordar y transportar no es lo mismo. El recuerdo suele ser difuso, puede recordarte un lugar, tiempo o persona, en cambio, cuando una canción te transporta ves todo tan claramente, hasta el más mínimo detalle, generalmente, la única relación de la canción con la situación es que en ese momento la escuchabas, cantabas o bailabas, la letra y la música pueden no tener que ver con lo que pasaba en ese momento…
Track 5: Mis colegas – SKA-P
Era la última noche que vería al Toño, partía en la madrugada y yo le ayudaba con las maletas, el ambiente nos decía que lloráramos, que expresáramos algo, tanto así, que llovía afuera, pareciera que el cielo nos quería enseñar a llorar.
Debíamos tener la música a todo volumen, para que pareciera una noche normal y el padrastro del Toño no notara nada raro, debía creer que hacíamos lo de siempre, digo, cantar a gritos canciones que no tenían sentido para el, pero esa noche sólo existía un silencio incomodo, aunque la música sonara tan alto que ni siquiera podíamos escuchar nuestro pensamientos.
Con el Toño, solíamos medir el tiempo en canciones, no en segundos, menos minutos u horas, esa noche no fue la excepción, llevábamos 905 canciones, 300 minutos aproximadamente, por lo tanto, algo así como 5 horas, parece que preferíamos las matemáticas al reloj. En un par de canciones más, irían a buscar al Toño y a su vieja, ya teníamos todo listo y el Toño optó por romper el hielo ofreciéndome un pucho e invitándome a sentar junto a el.
Nuestros cálculos solían ser casi exactos, por eso el Toño se sorprendió al escuchar un golpe en la puerta, yo, más informada, no estaba sorprendida, más bien esperaba ese momento y fui a abrir antes de que el Toño saliera de su estado de estupefacción, cuando lo logró, vio a la Marce, al Tito y a la Negra cantando al ritmo de una guitarra casi ausente:
“Vas caminando despacio
Sin ganas de sonreír
Hemos quedado en el barrio…”
Al final de la canción, que no tenía nada que ver con el momento y no entendía por qué el Tito la eligió, nos fundimos en una abrazo grupal, hasta que nuevamente sonaron golpes en la puerta y todos sabíamos de que se trataba.
Auque nos olvides, nosotros no lo haremos, entendemos que debes aprender a vivir de nuevo – El Tito, siempre tenía las palabras adecuadas para decir en el momento exacto.
Por la entrada secreta sacamos las maletas y ayudamos a salir a la mamá del Toño, nosotros debíamos salir por la puerta delantera, debía parecer que salíamos a carretear, el Toño pidió que se adelantaran y me dijo que lo siguiera a la cocina, debía dejar una nota. Me abrazo fuerte y dejó la nota en el freezer, me miró con ojos llorosos y me dijo – Carla, esa noche, cuando escuchábamos Muñeca de trapo, lloraba por ti – y se fue, cuando al fin lo alcancé el auto había partido y mi gran amigo con el.
* * *
Yo hago música, soy música, me he auto-atribuido ese nombre, soy guitarrista, vocalista y compositora. He sentido nacer y morir una canción en mis manos, éstas posadas sobre mi guitarra.
He escuchado miles de canciones sobre amor, desilusión, odio, protesta y miles de temas cotidianos, pero, la verdad es que son pocas las canciones que he escuchado sobre música, sobre el amor a la música…
Track 6: Vivo per lei – Andrea Bocceli
Han pasado diez años desde que el Toño se fue en aquel auto, todo ha cambiado desde entonces, ya no vi más al Tito, ni a la Negra, ni a la Marce, los Song’s Factory se disolvieron para siempre cuando el Toño se fue.
Durante mucho tiempo ni siquiera podía ver mi guitarra, la mantuve dentro de un closet, del PC borré todos los demos, los covers y me deshice del programa que usábamos para grabar, perdí mucho y dentro de esa perdida me perdí a mi misma también, perdí mi razón de existir.
Siempre supe que el Toño sólo tenía un amor en la vida y no le quedaba de otra que casarse con ese gran amor, nadie ni nada podría quitarle ese gran amor: Vivo por ella por que va dándome siempre la salida, porque la música es así fiel y sincera de por vida / Vivo por ella que me da noches de amor y libertad, si hubiese otra vida la vivo por ella también. Sé que a mi amigo esa canción le va como anillo al dedo y más de una vez la cantamos a dúo. Le hubiera creído que estaba enamorado de mi si no lo conociera tanto y supiera que el no se va a enamorar jamás de otra que no sea de la música, lo sé porque a mi me pasa lo mismo.
Ahora intento mantenerme de pie frente a la vida, sé que aquí en Chile me costará salir adelante haciendo música, así que estoy trabajando en lo que sé hacer, aunque no de la manera que me gustaría, ¿Han notado que en los conciertos hay unas personas que tratan de pasar desapercibidas, llevando agua, poniendo instrumentos o llevándoselos? En eso trabajo e intento subsistir hasta que mis ahorros sean los suficientes como para salir de este país alargado en el que aun vivo…
Bonus track: Aprendiendo a vivir de nuevo – Melanie Caviedes
A la Mel la conocí, porque trabaja conmigo, también está frustrada por que no logra sacar adelante su sueño. Hoy va a tocar en el forestal con su grupo y me pidió ayuda, me hubiera gustado quedarme en casa hoy, ya que me enteré que el Tito murió y no me siento bien, pero le prometí a la Mel que estaría ahí ayudándola con los equipos.
Siempre me ha parecido que Santiago es una ciudad motivante, pero esa es sólo mi percepción, ya que al resto de los santiaguinos no les gusta; se sienten presionados y estresados. Creo que están cegados por esto último, no ven más allá de lo que sus ojos pueden ver.
Voy en plaza Italia, parece que hubo algún partido o algo, hay un montón de gente con banderas chilenas, saltando y gritando a todo pulmón. Finalmente, me propongo detener la micro, pero el chofer no tiene ganas de parar en su carrera y, gente en la misma situación que yo, comienza a pifiarle y gritarle hasta que se detiene.
Pucho – lo dije en voz alta y no me di cuenta- Bien Carla, ahora te das ordenes en voz alta ¬– la gente me mira raro, ¿lo dije o lo pensé?.
Personas pasan a mi lado y yo me pongo mis lentes oscuros para que no noten que las observo ¿Quién sabe?, de ahí puede salir una canción.
Alguien corre hacia mi, la Mel, me abraza fuerte y me dice – Hay gente, mucha gente, está todo montado, me faltabas tú para empezar. Me saco el morral y dispongo mis aptitudes para que termine rápido.
Guau, que manera de cantar, la envidio saname… no, no es sano, la envidia sana no existe - Ahora quisiera invitar a un amigo, que conocí en un viaje a España que hice hace un tiempo y esta canción significa mucho para ambos- Anuncia, no sabía que vendría alguien más a cantar con ella, pero no alcanzo a pensarlo demasiado, por que me hace una seña y debo llevar un micrófono extra.
Lo vi, es él, no puedo quedarme mirándolo como idiota en medio del escenario improvisado, pero es él, estoy segura. Empiezan los primeros acordes, debo bajar de ahí lo más rápido posible.
Me voy desaparezco unas horas de la realidad
Y empiezo a soñar que la vida me lleva solo unos pasos adelante
Y en mi isla yo manejo el tiempo a mi antojo para poder soñar
Y si quiero me lo paso aferrada a mi libertad personificada
Dedicándome a soñar despierta con lo que quiero vivir de nuevo.
Y ver con otros ojos la supuesta realidad
Cuando las reacciones son iguales a las de los demás
Y crear nuevas reacciones y aprendiendo a soñar.
Mándenme lejos que a nadie le importe quien soy
Y no lo sepan, no sepan que ya no quise ver el sol
Y así no tener que pedir perdón.
Y ver con otros ojos…
No recordarlo en este lugar lo logro
Solo recuerdo a esa persona que siempre me acompaña
Tomarme un café y dejándome ser
A mi antojo que nadie me pregunte nada
Eso espero y eso logro.
Y ver con otros ojos…
Enséñame a vivir por si algún día llego a morir....
Ya aprendí a vivir de nuevo, ¡Cariños gente!- Los aplausos se escuchan estruendosamente y terminan los acordes, los arpegios, los bajos y la batería hace su solo final.
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