Confesión de confianza absoluta,
permanezco escondido
en lugares comunes.

El reloj avanzando,
el frío se espera
(en mi alma desde ayer).
No escapamos a los giros
olvidando reinvención.
Redención.
Imposible programar
en otras lenguas las ideas.
Ni tus ojos ni los míos otra vez,
temores como siempre,
verdad en bofetadas.

Y mis dudas.

Se derraman con gotario por mi espalda
(la cabeza a un paso de explotar)
y la sangre que no lava
(tampoco mi sudor).

Olvido del absurdo
en rincones como sombras.

No abandono la cornisa,
pies seguros.
En el suelo se pegaron.

Saltamos sin saltar,
aferrados a ironías
(las de siempre).