Me detengo un momento,
a media avenida,
pasando el viaducto,
en la distante banqueta
quiero ver lo que pasa tras la celosía
hincados los ojos
en un cuello,
en unas alas
en un hombro,
en un ombligo deslucido
de repente cazo una mirada,
me congelo
vibrando en disonancias la incógnita
es un juego repentino
que se acaba al descubrirte
en el quicio
bajo la lámpara
o en el desván
con nuestros tiempos en la frente
luego me río
pondero
recuerdo
que ardo mejor
en el cuarto que habito en mitad de la cama,
cuando se me acaban las palabras
voz en piel murmuras
que se sequen los labios las quimeras
Texto agregado el 14-02-2007, y leído por 161
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