MONEDA NUEVA, DIENTE NUEVO. CUENTO INFANTIL.
Esteban ,jugando en el campo, se hizo muy amigo de un ratoncito, como era de un color indefinido, lo bautizó: Pardo.
Esteban y Pardo, iban juntos a todas partes; se subían a los árboles, jugaban a las escondidas detrás de las peñas, se tiraban ladera abajo rodando sobre la hierba, otras veces, Esteban, lanzaba al río, las piedrecitas que Pardo le acarreaba entre sus dientes, ambos amigos sentados en la orilla jugaban a adivinar qué figura se formaba sobre la superficie.
Un día en que sobre las peñas, jugaban al “salta que te pillo”; el niño cayó sobre una piedra, se le salió un diente; entonces Pardo, se acordó que tenía un tío dentista y le dijo:
__ Por cada diente de éstos, mi tío paga una moneda nueva, si quieres, yo se lo
voy a dejar, el te manda una reluciente moneda, también un diente nuevecito__.
Como ese día se terminaban las vacaciones, Esteban, le entregó su diente, pero le encargo fuera a su casa en la ciudad, a dejarle la moneda nueva debajo de su almohada.
Al otro día, Esteban, antes de irse a la escuela, revisó debajo de la almohada, encontró una reluciente moneda nueva, se puso a saltar de alegría.
Su mamá entró a su cuarto y le dijo:
__ ¡Termina con semejante alboroto, no dejes más la ventana abierta, por la
noche pueden entrar; arañas, ratones, quizás cuantos bichos más__
__ ¡Pero el ratoncito, ya entró, me trajo esta moneda nueva por mi diente__
La mamá sólo sonrió, colocándole la mochila, lo fue a dejar a la escuela.
Algunos niños, se dieron cuenta que la faltaba un diente, lo empezaron a molestar, entonces Esteban, les contó el trato que había hecho con su amigo Pardo.
Todos los días apenas llegaba a la escuela, sus compañeritos, lo rodeaban para preguntarle:
__¿Y el ratoncito, te trajo tu diente nuevo?__
__Reviso todos los días debajo de mi almohada, todavía no lo deja, pero esta
noche le voy a dejar la ventana abierta.__
Esa noche, Esteban soñó, que Pardo le entregaba un diente nuevecito.
Al otro día la mamá lo fue a despertar, nuevamente le dijo:
__¡Ya sabes!... No debes dejar la ventana abierta! __
Al empezar a disculparse, su lengua chocó con su diente nuevo. Ahí entendió que su buen amigo Pardo, se las ingenió para entregárselo mientras dormía.
¡Ahora, ustedes ya saben, cuando se les caiga un diente, lo dejan debajo de la almohada, al otro día encontrarán una reluciente moneda nueva!
“No hagan caso de las burlas, después de una semana vendrá Pardo, a dejarles un dientecito nuevo”. FIN.
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