"No lo sé... alguna vez lo habrán sentido... el terrible impulso de asesinar
bueno, esto no es nuevo para mí, pero se ha vuelto un poco común en estos días...
tener fantasías acerca de destrucción, sangre en las paredes de mi alcoba
mensajes profanos, cuerpos descuartizados, mi figura bañada en sangre fresca y caliente
es como si dentro de mí hubiese alguien más... que por las noches quiere tomar control de mi joven cuerpo
"Mátalos" me dice, casi con un susurro, más entonces yo abro los ojos de golpe
y compruebo como las sombras forman un terrible rostro en mi ventana
que se aleja con la tenue luz de la luna
entonces, me estremezco por un ligero escalofrío que corre por mi espalda."
Así comenzó mi historia
Muerte, muerte, muerte... casi la concibo como una bella dama, triste y esquelética
que con su certera guadaña siega las almas a las cuales les ha llegado la hora
me veo como su ayudante en potencia, como uno de sus súbditos
y a veces sueño con mis víctimas... escucho sus gritos perderse en la noche negra
hombres que suplican por sus vidas, mujeres que gimen de dolor, niños que lloran allá a lo lejos
Con las mujeres soy más delicado, ellas lo merecen. Solamente las hago dormir con una píldora
luego las asfixio con una almohada. Realmente nunca he tenido nada contra ellas
Son solamente víctimas de la casualidad. Lo mismo sucede con los niños. No les hago nada, solamente les dejo ir
pero ellos lloran, seguro por mi cara teñida de rojo y el cuchillo ensangrentado en mi mano
-¡¡¡Corre, corre muchacho!!!- les grito y entonces ellos se alejan despavoridos. Así esta mejor
Pero... los hombres no merecen nada de eso. Malditas basuras que se arrastran por el suelo
hiriendo a las personas sensibles y débiles. Solamente ataco a aquellos que he visto abusando de los demás.
¡¿Donde está tu gallardía ahora, bribón de poca monta?!- les grito al oído después de haber cortado sus orejas
¡¡¡Respóndeme hijo de puta!!- entonces mi puño encuentra sus labios y estos revientan. Luego los corto y se los muestro
Sí, es enfermo... oír sus últimos quejidos mientras el cuchillo canta desgarrando sus carnes
me repugna. No son capaces de soportar tan pequeño sufrimiento
por eso lo hago una y otra vez, lentamente... a veces también los pongo de rodillas, con una venda en los ojos
y me acerco a ellos para decirles en voz baja : "No te preocupes. Irás al infierno esta noche. De eso me encargo yo"
luego les quito la venda para cortar lentamente su cara en pequeños gajos. Su sangre mancha mis manos y mi ropa
"¡¡me dan asco!!", les grito y entonces ellos lloran. Me da risa como aquellos más grandes que yo lloran amargamente
prosigo con mi deber hasta el final, cuando abro su pecho con mi hoja y saco su corazón a la luz
¡¡¡es hermoso realmente, verlo palpitar rápidamente "tum, tum, tum"!!!
entonces sus ojos comienzan a cerrarse poco a poco, lo que me indica que mi trabajo esta próximo a su clímax
saco mi revólver y les apunto a la cabeza, ésta vuela en mil pedazos. El humo en su cañon y sus sesos esparcidos en el piso
son la señal de que al fin todo acabo. Mi trabajo ha concluido.
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