Desde que te fuiste, las rosas no son rojas
Ni los claveles huelen a divina miel,
Los pasillos se rompen cada vez más,
Y la luna llora ante tu bello altar.

Camino tras los pasos de un adios,
Entre la razón y la fe, vivo sin esperanza
Al nuevo atardecer, el sol muriendo,
Y un suave abrigo por todo mi cuerpo.

El frio ya me derrumbo, entre las navajas
Y solo, lloro al frente de sus manos,
Aclamandole, suplicandole, pidiendole
Un regreso a la puerta de mi vida, un retornar

Las gotas de café, los pianos suenan
Calman la partida de la princesa,
De sueños y fantasias, eternas y magicas,
Que volando se fue, y volando me olvidará

Ya no puedo ser el mismo de ayer
En vicio de un sedante puro,
Tranquiliza mi alma, mi candor,
De imagenes que me recuerdan sus manos

El humo de un suave sorbo
Las velas encendidas de un ayer
Marcan las horas ya de un adios,
Y solo me quedare sonriendo a una pena.

Rie! porque jamas volveras a sufrir,
Ya las lagrimas jamas seran tuyas
Porque a mis negros ojos le pertenencen,
Despues que tu mi corazon pudiste matar.

Con tu alma, una oscura gracia,
Entre sueños me acariciaste,
Tome tu mano, y lentamente la cortabas,
Y mientras veia, suavemente el liquido me escurría.