Llovía en toda la ciudad, eran para entonces mas de las tres de la madrugada, el silencio no solo prevalecía en el ambiente si no que el dolor de juhil se hacía cada vez más latente despues de aquel último episodio donde por poco le alcanza la muerte.
Un hombre de caminar lento sondeaba sin rumbo las oscuras calles de una mojada ciudad. El peso de aquella muerte no era más que el sentimiento más asqueroso que le invadia y que no queria salir de él.
su cabello mojado señalando el suelo cubria su mirada que perdida pero firme en el desconcierto se clavaba en la pared de una gran avenida.
Ni un coche, ni una moto, nada,nada pasaba por ahi. solo una extraña y cuagulada sangre salia a gotas de él, repentinamente de las palmas de sus manos emergíeron unos circulos entre cruzados que junto con la sangre hacian del dolor un festin de caricias indeseadas para juhil.
Este no gritaba, su rostro no tenia gesto, su pesadilla dibujaba arboles gigantes que caian sobre él, aplastandole y aniquilando sus piernas.
Pareció por un segundo que vivió entonces ese pensamiento, por que este entró al suelo de rodillas, y sin mirar más que las palmas de sus manos con aquella figura que le ipnotizaba, se le escucho decir entre labios y sin mucha fuerza
- ¡Que es esto!-
En seguida desfilarón las lagrimas de este que ya no se sentia hombre, si no la deformación mas averrante del hombre que había llegado hasta él. Conciente de ello pero sin fuerzas se intento poner en pie una vez mas. Sin embargo era como si alguien le empujara contra el suelo para dominarle y hacerle ver lo inferior que era, pues apesar de que lo intentaba una y otra vez, no pudo levantarse del suelo.
juhil en lagrimas, pues sus fuerzas no daban abasto para levantar tal dolor, con la cara de frente al suelo y con las palmas heridas de cara al suelo igualmente.
Afirmo con severidad;
-Ahy de ti jesus que me abandonas en este momento. Termina con esto quíen quiera que seas, por que este castigo no impedira que vuelva a matar -
Sus palabras se perdierón por un instante. No se escuchaba nada, ni la lluvia, nisiquiera el ruido que llega a los oidos cuando viene el silencio encima ¡Nada!
En esta ocasión su capitulo había concluido con una puta por contrato, un dolor por aliado y un llanto como bendición.
El mal le había llamado. Pero de esto él no se había énterado.
Continua....
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