Hoy me paré a mirarme en el espejo, como ha pasado el tiempo ante mis ojos sin apenas darme cuenta, mis cabellos ya blancos se pierden en el brillo; no me siento ligada a nada, y aunque aparentemente me vean aquí tranquila, necesito salir corriendo como un potro desbocado; pero más bien, mi imagen es la del burro de granja, ese al que su amo ya no le carga porque le tiene afecto, y no hace mas que esperar.

Y esperando se pasará mi vida y esperando me llegará la muerte y no quiero irme con este pesar en mi alma, porque imagino el corto futuro que me espera, y será tal y como está ahora, pero más vieja, más cansada, y con menos libertad.

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