Ayer escuche a unos jóvenes burlándose amablemente de otro chico, por su fealdad y gordura.

Mientras los chicos guapos le decían al feo sus defectos, le preguntaron: ¿que te parece lo que te decimos?

El gordito, callo unos segundos y respondió:

Deberían darme las gracias por mi fealdad y gordura, ustedes, sin mi, no tendrían punto de comparación, y sin punto de comparación estarían desesperados, porque sus egos se sentirían lastimados.

Esta claro chicos guapos que yo, el chico feo, les da seguridad, y el permiso para sentirse guapos entre los feos.

Son guapos pero desagradecidos, la belleza no compara belleza, porque su ego se siente lastimado, pero como siempre hay un chico feo al lado, el guapo se recupera, sube tanto su ego que camina sin mirar hacia al lado.