ergozsoft,09.02.2007


Me saqué un peso de encima!
ya tranquila la conciencia
si me escucha con paciencia
le daré mi explicación
Nunca tuve la intención
de engayolarme a una mina.

Ahora puedo jurarle
cuando pregunte mi máma
que le propuse a una dama
que venga a vivir conmigo
El Barba será testigo
que no voy a macanearle.

Podré mirarla de frente
y decir que lo intenté
Que le dije a una fané
que iba a sentar cabeza
se lo diré con tristeza
hablándole dulcemente:

Que no ha sido culpa mía
que hice todo lo posible...
Hojalá que Dios me libre
de cumplir esa promesa
Mejor que alquile la pieza
y no insista en su porfía.

Total, mi máma está vieja
y como me quiere tanto
para ella seré un santo
que no ha tenido suerte
y hasta que llegue su muerte
no seguirá con sus quejas.

A veces un ser querido
en este caso mi madre
merecen que este compadre
le brinde alguna alegría.
Disfruté su compañía...
y con ésto me despido.


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annasayago,09.02.2007


Don Ergozsoft, yo le ruego,
no lo tome de ese modo;
le suplico, sobretodo,
que no se aleje del juego.

No es para tanto tan poco,
si en el medio está una madre;
no se me achique compadre
ni se despida tampoco.

Siendo del sur no le cuadra
que se quede en el enganche,
no arrugue que no hay quien planche,
no muerde el perro que ladra.

Tanto fané como lora,
percanta, fémina o feba;
paica, garaba o labeba;
son hembras reproductoras.

Una mina es el sustento
del alma del solitario;
es el trino de un canario
que se hace llanto en el viento.

Es arrabal orillero,
es lenguaje licencioso,
es el grito silencioso
de un corazón sensiblero.

Para ganarse una mina
hace falta ser porteño;
ligado a un carro de sueños
en soledad clandestina.