Alzo mi mano, destapo mi celda que aprisionaba mi ser en su largo descanso, recuerdos del ayer van y vienen, alimentándose de sangre y placer, cómplices del anochecer, y solo se, que volveré a matar para poder vivir y pensar algún día en ver un amanecer, aaaah, joven amanecer, cuando algún día podré tu luz obtener y así poder, de una vez por todas sanar, este terrible mal que destruye mi cuerpo y mi alma a base de sufrimientos muertes y principalmente de sed, esa sed maldita que un ser supremo me condeno a cultivar, amar y a odiar, luna, dulce amiga, a ti te confieso, que ese día eterno, fue para mi, el renacer y volver a morir de viejas ilusiones, pensamientos y lamentos, esa noche me di cuenta que nunca podré retornar a mis sitio lúgubre que tanto días me vio nacer…
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