Curiosa vida la de la lombriz. Allí bajo la tierra, o en lugares húmedos debajo de macetas o troncos. Pero que clase de vida es esa?, podrá preguntar casi con desdén, otro animal un tanto más evolucionado. Que le puede encontrar de divertido estar enterrada o aplastada, sin otro horizonte que tierra y más tierra, podrá preguntarse un águila, una vaca o un tiburón.
La lombriz es realista, y sabe que este tipo de especulaciones ronda a muchos de los animalejos que pululan por ahí; y que hace o que dice la lombriz?. Nada. La lombriz no hace ni dice absolutamente nada. En primer término porque no tiene ganas de decir nada, segundo porque no le gusta el chusmerío, y que otros seres se metan en la vida de los demás, y por último, porque sus pensamientos están muy por encima de esos estúpidos cuestionamientos aguiláceos, vacunos o marítimos. Ella tiene mucho en que pensar, y sobre todo tiene que pensar en cosas importantes, y no pasarse la vida explicando que lo que hace y si le gusta la vida que lleva. Una lombriz, y esto debe quedar perfectamente claro, es inmensamente feliz. No solo es feliz por el fresco y térreo lugar donde vive, sino porque además lleva una existencia tranquila, sin grandes sobresaltos, paseando de una cueva a otra y visitando a amigos, familiares y vecinos, todos tan apacibles y reflexivos como ella. Un torrente de placer la inunda cuando remueven la tierra, y ella con su panza al aire retoza y se revuelca a pata suelta. Se siente además muy a gusto con su cuerpo, sin importar que otros animales la tilden de anoréxica. Por si faltaba algo para ponerla mas oronda, no deja de compararse con sus lombrices primas, las que habitan los interiores de personas y animales, “esas si que son unas asquerosas”, repite una y otra vez cuando habla de su gran familia. Pero, cuales son finalmente los pensamientos importantes que ocupan a esta engreída lombriz?, insisten en preguntar y preguntarse, el águila y el tiburón, ya que la vaca ha decidido abstraerse del debate y ahora se dedica a pastar sin pensar en nada.
Una lombriz no deja de pensar en lo importante e imperioso de su existencia, de su papel fundamental en la creación, y en el equilibrio cósmico universal, que sin su presencia no sería posible ni siquiera un mínimo de equilibrio ecológico. Sin su inapreciable y específica labor cotidiana, con toda seguridad el planeta tierra entraría en colapso, alterando órbitas y galaxias, conduciendo inexorablemente a un futuro impredecible.
Ante semejante revelación, el águila reacciona furiosa y agresiva, ante la atónita y expectante mirada del tiburón.
-Pero escúchame lombriz de cuarta, de donde sacaste esa cháchara seudofilosófica?, sino vales nada. Sos lo más insignificante que hay en toda la escala zoológica, y si quiero de un solo picotazo te morfo enterita...
-No seas tan soberbio y tranquilizate, que cuando te explique, vos serás el más interesado en cuidarme. –Responde en voz baja la lombriz. Sin nosotras, la superficie terrestre toda, quedaría sin aireación, perdería los nutrientes, y poco a poco se convertiría en una estepa estéril y seca. Nosotras con nuestro lento andar y con nuestro humilde trabajo contribuimos a refrescar y enriquecer la tierra, para que crezcan los trigos, el arroz y los girasoles, para que así puedan alimentarse los animales y el hombre. Te parece poco?.
Dos grandes lagrimones corrían por el pico del águila, que ya no se animaba a mirar a los ojos al pequeño invertebrado, y con la voz entrecortada le habló,
- Perdóname querida lombriz, he sido un prepotente e ignorante. No sabía todo esto. Gracias por lo que hacen, te lo digo en nombre de toda la escala zoológica.
- Esta bien aguilucha, está todo bien, andá a volar tranquila, y cuando quieras vení a visitarme.
Luego de la charla con estos animalillos, la linda lombricita volvió bajo un fresco tronco de algarrobo podrido. Y ahí estaba reptando de aquí para allá, cuando de golpe, una luz enceguecedora la sorprendió. El tronco había sido levantado, y ella y varias de sus amigas y primas, fueron puestas en un tarrito de conservas.
- Ché que pasa aquí? –Preguntó una de ellas.
- Me parece que nos llevan a pescar. Dijo una de las lombrices más viejas.
La linda lombricita, se puso muy contenta, porque nunca había ido a pescar, y suponía que sería una cosa muy linda.
Entre charla y charla llegaron al parecer, a la zona de pesca, se escuchaban ruidos de todo tipo, hasta que la latita fue nuevamente movida por una gran garra, que introdujo dos monstruosos dedos adentro y luego de revolver enganchó a la linda lombricita, que salió a la luz.
- A donde me irá a llevar?-Se preguntó la linda lombricita.
El hombre de la gran garra, que al parecer no conocía ni por asomo sobre la fundamental función de las lombrices para el planeta tierra, la ensartó con el anzuelo, y entre gritos inaudibles de alaridos agónicos de la linda lombricita, la arremangó totalmente en el asesino gancho.
Un último pensamiento alcanzó a elaborar la linda lombricita,
- La ignorancia es peligrosa.
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