INVISIBLE
Desgarrada,
sostengo la sentencia
de mis pasos
y las palabras,
como siempre
las palabras,
ayudando a mi piel,
hilvanando
silabas suicidas,
que chocan
todas las mañanas,
contra la pared
de la sucia rutina.
Voy detrás de un cortejo
de muñecas,
con la boca cosida,
asesinadas
por mi cruel esperanza,
de encontrarme algun día.
Y fugitiva
bailo en mi jardín,
donde restauro mi alma,
en silencio y sin prisas.
Pinto rosales secos,
en un cuaderno
de hojas amarillas.
Y detrás del espejo,
siempre esta,
la trampa del reflejo
y su caricia,
que me estira la mano
invitándome a entrar,
en su mundo
de soledad infinita.
Desgarrada
me borro de este otoño
y me fugo invisible
de la mano de Alicia...
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