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- ... y esa es la historia. Qué les parece?
Ellos se miraron entre ellos, ellas entre ellas. Nadie tenía muchas ganas de dar su opinión.
- La media mentira!!!
Una risa general relajó un poco la tensión. Aunque un poco ofendido, también me reí.
- Es la pura verdad! Para qué les voy a inventar? Para contarle mentiras está mi jefe!
Nuevamente volvió el ambiente a la normalidad... si es que existe un ambiente normal, a las 2 de la mañana, con 10 personas, entre mujeres y hombres alrededor de un fondo de 10 litros de ponche, y una garrafa de tinto con un tarro de frutillas esperando ser preparados.
- A ver, pero hay algo que no entiendo...
Esta parte me entretenía más que contar la historia... dar explicaciones.
- Y qué pasó con el chancho?
- Nada. La última vez que lo vimos fue cuando salió corriendo detrás de la bicicleta. Por eso es que le empezamos a echar el ojo al perro.
- Naaaaa... no me la creo.
- Es verdad! La idea nació al ver al chancho persiguiendo al ciclista. "Mira! El chancho tiene complejo de perro!" dijo alguien, y todas las miradas se volvieron contra el Boby que dormitaba tranquilo debajo de un árbol.
- Y qué onda? El chancho salió corriendo detrás de la bicicleta, y nadie lo fue a buscar?
- No po! Estábamos todos aburridos con el chancho de mierda. No fue fácil llegar con él al cerro. Nos costó bastante amarrarlo a la moto, y cada cierto tiempo teníamos que parar para que no se nos fueran a soltar las amarras.
- Eso es lo otro que no entiendo! Si andaban otros en auto, por qué no se lo llevó uno de ellos?
- Ninguno de los que andaban manejando quiso! "Me va a quedar el auto pasado a chancho" decían, así que la mejor solución que se nos ocurrió fue amarrarlo a la parrilla de la moto. Total, a la moto no se le iba a pegar el olor! Hasta casco le pusimos para cagarnos de la risa un rato.
- Y por qué se lo llevaron vivo? Podrían haberlo llevado a una carnicería a que lo faenaran primero!
- Lo que pasa es que el chancho lo íbamos a comer el último día... y la carne no nos iba a durar jamás una semana sin refrigerador, así que decidimos llevarlo vivo. Total, el Chiri había trabajado en el matadero, y según él sabía cómo faenarlo... al parecer era verdad, porque con el pobre Boby no le costó nada.
- Y cómo fueron capaces de comerse a un perro! Cómo tan desgraciados!
Mujeres.
- En realidad en un principio lo íbamos a enterrar no más. Si a esas alturas ya nos habíamos encariñado con él! Pero alguien dió la idea de tirarlo a la parrilla, y aunque al principio nos reímos, el hambre fué más fuerte. Nunca nos esperamos que el chancho desgraciado comiera tanto! De un momento a otro ya nadie se reía, y todos dicutían la mejor forma de prepararlo... algunos incluso comenzaron a repartirse las presas. "Yo quiero un pedazo del lomo", "Yo quiero la pata trasera" y cosas por el estilo.
- Y por qué llevaron tan poca comida?
- Si llevamos harta! Pero con el chancho y con el Boby, los cálculos se nos fueron a la cresta. Y si no le dábamos comida al chancho, el animal gritaba toda la noche, lo que causaba que al Boby le dieran los nervios y empezaba a hacer destrozos.
- Destrozos?
- Destrozos! La primera y única noche que no le dimos comida al chancho, el Boby rompió dos carpas y una mochila, sin contar el par de zapatillas que se comió y la lámpara a gas que llevávamos.
- Y quién lo mató?
- A quién?
- Al perro po gueón!
- Nadie! La conclusión fué que se suicidó porque echaba de menos al chancho.
- Como tan mentiroso!
- De verdad! Los dos animales lo pasaban la raja juntos! Hasta dormían uno al lado del otro. Pasaban todo el día corriendo de un lado a otro, jugando. Cuando el chancho se arrancó, Boby se quedó solo. Al día siguiente, el perro buscaba al chancho por todos lados. Fue el único que lo buscó. Ese mismo día en la tarde, le dió el ataque suicida y se tiró cerro abajo. Cuando llegamos donde había caído, nos dimos cuenta que el pobre se había quebrado el cogote. Parece que murió instantáneamente, porque no lo escuchamos chillar ni nada por el estilo. Así que lo volvimos a subir para enterrarlo.
- Y se lo comieron?
- Si po!
- Y cómo era?
- Era igual que la carne de conejo, pero con gusto como a charqui.
- No po gueón! Cómo era Boby! Era de raza, o era quiltro?
- Ah! Era quiltro no más. Debe haber sido como del porte de un pastor alemán de unos seis meses.
- Pero debe haber estado todo cochino!
De nuevo, mujeres.
- Pero lo lavamos primero antes de pasárselo al Chiri. Nos costó un montón sacarle las pulgas y las garrapatas, pero al final quedó limpiecito.
- Que asqueroso!
- Pero al principio no más! El Chiri se esmeró en cortarlo en pedazos chicos, cosa que no se notara la forma cuando lo tiramos a la parrilla..
Silencio. Tienen que haber estado todos imaginándose los pedazos de carne echando humo en la parrilla. A esas alturas de la noche, el hambre se notaba más que de día.
- Yo igual la haría. Total es carne igual, o no?
- Y es hasta sabrosa. Un poco dura no más, pero ni tanto.
- Como tan animales! Les creo con la carne de vaca, porque nadie de aquí ha tenido una vaca como mascota, o si? Además que no las vemos vivas antes de cocinarlas!
Como ya se lo habrán imaginado, era el punto de vista femenino.
- Pero entre cagarme de hambre y olvidarme del remordimiento, prefiero olvidarme.
- Yo también.
- Yo igual.
Ya eran tres los convencidos.
- Yo no podría.
- Yo creo que si. Cuando uno está con hambre, son pocas las cosas que importan más que la comida.
- Tendría que verme en esa situación.
- Con lo flaca que estai, no debe faltarte mucho!
Otra vez una risotada general. Yo ya sabía para qué lado que iba la cosa, así que decidí no meterme más.
- Yo creo que no es tan grave. Es, como dicen en el Discovery, la supervivencia del más apto. Si somos capaces de matar para alimentarnos, no creo que sea maldad. Maldad es cuando se mata sin sentido, pero creo que el alimento es una de las razones más válidas para matar... sobre todo cuando el supermercado más cercano está como a 200 kilómetros en cualquier dirección, y las únicas verduras que hay para comer podrían matarte si no sabes algo de botánica.
- Cierto. Entre arriesgar la vida y comerme a un perro, creo que la decisión es clara.
Ya eran cinco.
- Pero de qué están hablando! Nadie se muere de hambre por estar un día sin comer!
- Eso también es verdad. Yo creo que es comodidad, nada más. Creo que todos somos capaces de aguantar el hambre por lo menos durante un par de días.
- Mala suerte. Comodidad o no, yo comería perro igual si tengo hambre, más allá si estoy a punto de morirme o no.
Listo. La mayoría ya estaba de acuerdo en que, con hambre, comerían perro. De aquí para adelante, la cosa era cuesta abajo.
- Pero hay un punto que nadie ha planteado. Qué pasa con los sentimientos del perro?
- Ahí si que la cagaste. Discutir ese tipo de temas es como hablar de religión. Yo también comería perro, y si tengo hambre o no, la única diferencia sería que encontraría al bicho más o menos sabroso. No creo que sea necesario preguntarle al perro si quiere que se lo coman o no, o si se sentiría mal anímicamente mientras lo digerimos. Lo que importa es comer, con hambre hasta los...
Un agudo aullido nos dejó a todos helados. Todos miramos en la dirección en que se había sentido el grito, y entre las sombras producidas por la fogata vimos al Chiri con un cuchillo en las manos y un pié sobre el cuerpo sin vida del Barbitas, un perrito que se nos había pegado desde el día en que llegamos. El silencio se hacía cada vez más insoportable. Sólo se me ocurrió decir una cosa:
- Yo quiero una pata trasera...

Texto agregado el 07-02-2007, y leído por 492 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
11-03-2007 me gustó el tema y el relato, no es común encontrarse textos con estas ideas en la cabeza del autor; eso me encantó; también el corolario que hace Aristidemo. ednushka
09-02-2007 Si te comes la pata trasera ,van a aumentar los pat'eperro. Decian los viejos que comer perro es como operarse de los nervios, nunca se va a tener ulceras. La moto la majaba el Coco Legrand?. Un voto aperrado. pantera1
07-02-2007 Tiene sus momentos, aunque el final es predecible y un poco aburrido, podria tornarse en que terminaban comiendose a una persona, entre perro y persona... bastardo
07-02-2007 muy bien contado... no sé si el final me ha gustado tanto como el trayecto hacia él, pero en este caso no importa tanto. Además, entre lo que pareciera ser una anécdota simpática que no pasa de ahí, uno puede ponerse apensar en diferencias grastroculturales: comer perro en oriente no es problema; comer cerdo en medio oriente es gravísimo pecado; comer vaca en la India es sacrilegio; cmer carne en latinoamerica es, a veces, un milagro... Aristidemo
07-02-2007 Muy buen texto. felicitaciones. Yo ya desayuné así que por ahora no quiero una patita. AnitaSol
 
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