Los días terriblemente atestados de gente caminando mirando hacia ningún lado me molestaba, me molestaba tener que cargar con los sentimientos ajenos en una mochila cargada de recuerdos, razones, reproches y una carga de apatía ante los demás, ellos señalaban todo el tiempo a los que eran rotosos ,cirujas, -eh vos ciruja , no tene pa mejores pilchas? Seguro que sos del plan trabajar no?- pero los demás mirando a los costados de las veredas , las veredas del infierno diría mi hermano del alma Enrique que hoy se encuentra bajo tierra y no precisamente trabaja en una mina, terribles chistes para razones de cuarta, esas razones que no tuvo en cuenta la madre de Dieguito cuando los pibes de la cuadra lo fajaron a su hijo, ella si que tuvo valor, tomo la 38 que tenia el marido en el cajón de la mesita de luz y derecho viejo le disparo a las patas, si vieran como corrían los pendejos al ver a la vieja loca disparando, mierda como corrían , ellos si que dispararon.
Pero después de ver las caras sonrientes falsificadas adentro del colectivo mi cabeza volvía a girar nuevamente, ya no era lo mismo, día a día las razones me hacían poderoso, cada vez mas, mas poderoso que el mismísimo poderoso en que todos creen , ese que por tres pedazos de tabla vendió su alma al mismísimo demonio, paradójico no? Vender el alma al creador sin verlo antes, ver para creer decían los mediocres en la antigüedad , bien que vieron cosas que no debían haber visto, visto los mismos colores que el seleccionado cuando salió campeón, se acuerdan los muchachos del barrio cuándo tiraban bombas caseras porque la selección daba la vuelta, vuelta atrás, los días terriblemente atestados de gente caminando mirando hacia ningún lado me molestaba.