mientras quede cigarrillo en mis manos veré la ciudad, me detendré un momento...
hay señoras que caminan a toda velocidad, de aquí, de allá, vienen y van, no entiendo su prisa y su molestia constante...
niños ríen mientras trato de buscar en el gris paisaje qué podría agradarles, hostilidad quizá, los regalos de sus padres, la lluvia ácida, no sé, algo habrá...
como fieles mascotas de la urbe, hay muchos carros que congestionan las miradas de los tristes y olvidados arbustos que adornan esos parques donde idiotas e indigentes vienen, como yo, a divagar...
muy elevadas las miradas se encuentran juntas los altos testigos de la arrogancia y la ambición que rascando con miedo al cielo anuncian a gritos la magnitud de nuestra ciudad, la vanidad que logramos...
mi cigarrillo está por terminar cuando veo una chiquilla sentada al otro extremo de lo poco que le queda de verde a mi ciudad, y entre luces y la nieve que no falta a esta altura de la inevitable vuelta al sol, cayó una lágrima dándole color a la gris realidad del que algún día fuera pasto con buenas intenciones...
le tomo de la mano, camino junto a ella por la quinta avenida y frente a fracs, fieles seguidores del dios dinero, rockefeller, irlandeses y comida rápida me doy cuenta que el reflejo de las vitrinas refleja dos cuerpos, pero una sola persona...
en un momento la chiquilla no llora más, me besa y me dice, te encontré, toma forma de muerte, hace frío, las luces desaparecen... y...

...se acabó mi cigarrillo, me levanto, cierro mi cuaderno y me voy a mi habitación, quizá vuelva mañana...