Un viento agita el pecho y el aire sobra a causa de la ausencia; impresionante mensaje que tu alma gemela ha tomado un colectivo y se aleja de tus andenes para llorar sin que la veas; tú llorás su ausencia, y la tuya. Porque se llevó un pedazo de ser, te robó la paciencia y la alegría, te dejó lágrimas, vacío, una nube gris en la frente y un techo despiadado que te recuerda momento a momento ese mínimo segundo donde debías volver y que arruinó todo.
Las luces del día, el sol que disfrutabas, tus inundados ojos no pueden ver de nuevo; ¿sentís como pesan los hombros? El humo de tus sueños te recrimina a cada segundo; y preguntas el porqué; no hay porqués, hubo habido pero corrieron con ella; correr, ¿adonde? Gritar ¿a quién?
Sólo un rincón donde te escudas de ti mismo, y las pesadillas, esas cavernas mundanas internas, llevan los ecos de lo nunca oído a tiempo, una y otra vez a tu lado; no hay más dedos acusadores que lo tuyos, y ni tú sabes donde apuntar…
Y cada nota de ese tema que tanto te acompañaba, se siente como un hierro al rojo entrando en tu alma, ¿sientes como se te apaga el corazón lentamente? No, nadie muere de amor, pero ya sabes en carne propia; sería un buen escape, pero no podés escaparte sólo, te falta el beso de la buena noche y ya no hay quien te lo dé.
Un día, otra noche, y nunca amanece, ¿quién te rescatará? De golpe te sentís listo para ver, nah! Solo espejismos, y son escenas que se repiten eternas…
La tortura eterna del desamor, el naufragio de un alma en el río de los sueños y ahora en el mar de las tinieblas, ninguna muerte te pasa a buscar, ya lo está disfrutando de a poco, nadie te ve, nadie te escucha, ya sólo sos un reflejo y tu rostro desconocido, hasta para vos; Dios! No, ni El está…
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