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Inicio / Cuenteros Locales / Taconvino / Fiesta de adolescentes: 15 años después

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El

Cuántas veces me he encontrado con gente conocida, la que por algún motivo parece no acordarse de mí. Hoy fue particularmente... como decirlo... aclarativo. Venía saliendo del metro, caminando tranquilamente al estilo "santiaguino", o sea, casi corriendo, cuando un poto me llamó especialmente la atención. Hay personas que dicen "nunca olvido una cara". Para mí también se cumple, pero con nalgas femeninas. Era bonito, de esos que difícilmente se olvidan, pero a los que cuesta mucho asociar con un rostro. Sabía que lo había visto antes, pero no podía decir exactamente dónde. Alguna fiesta? Compañera de U? Alguna pega? No podía situarlo en ningún lugar físico, pero si en un tiempo: mi adolescencia. Fue en esta confusa época donde pasé de "por qué le mirarán el poto a las minas?" a "que ganas de agarrarle el poto a esa mina!". En aquellos tiempos, los jeans apretados estaban de moda, alimentando aún más mi interés por aquella parte de la anatomía femenina. Poco a poco fui recordando más detalles: el color de los jeans, la polera a rayas, el pelo negro y ondulado, zapatos altos, pero sin taco... recordé además su perfil y la posición en la que se encontraban sus brazos junto a una pared blanca, en un jardín, en la casa de un compañero. Fiesta de curso cuando tenía 14 años. El recuerdo me llegó de repente, y los detalles se fueron haciendo cada vez más claros... y vergonzosos. Mi primera borrachera. Jajaja! Todavía caminando detrás de ella, apenas pude contener la risa. Sobresaltada por el sonido gutural de una risa mal contenida, miró hacia atrás. Y me vio, de eso estoy seguro. Como un acto reflejo, bajé la mirada y me coloqué el celular en la oreja. Fingí una conversación poco creíble, pero suficiente para salir del paso.
Seguimos caminando, ella adelante y yo detrás todavía con el celular en la oreja y conversando con un Carlos imaginario. Ya seguro de que haría como que no me conocía, volví a levantar la mirada, justo a tiempo para escuchar la misma risa mal contenida... de ella.

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Ella

Otra vez atrasada. Me van a echar cagando de la pega uno de estos días. Si no fuera porque el jefe vive mirándome el culo, en estos momentos estaría navegando en Laborum.com. En fin, sería peor si me estuviera toqueteando todo el día como lo hace con su secretaria. Que cariñito en los hombros, que cariñito en el pelo, que cariñito en las manos... viejo caliente. He conocido muy pocos hombres que son capaces de contenerse lo suficiente como para entablar una conversación inteligente, grata, amena, sin que parezca que están a punto de decir "vamos a culiar a la playa?" o algo por el estilo. Hace años conocí a uno que, o en realidad era todo un caballero, o reprimía sus instintos muy bien, o lisa y llanamente era maricón. No, en realidad no creo que haya sido homosexual, porque un par de veces lo sorprendí mirándome el poto... disimuladamente y casi con respeto, diría yo. "Cómo se le mira el poto a una mina con respeto?" se preguntarán. En realidad es muy sencillo: sólo se mira sin morderse el labio inferior, con la boca cerrada, y una sutil sonrisa de aprobación, en lugar de esa típica sonrisa calentona que posteriormente, y con un lento ascenso de la mirada, se transforma en un "hola guashita rica?".
En fin, me lo encontré hoy en la mañana cuando venía a la oficina. Iba conversando por celular, medio cagado de la risa, con alguien que al parecer ni saludaba y hablaba muy rápido... o con puros monosílabos. No estoy segura, pero el tal Carlos parecía decir mucho en muy poco tiempo. Mientras escuchaba lo que hablaba, me fui acordando de dónde lo había conocido. Aunque ahora andaba con barba, nunca ovido un rostro. Nos habíamos conocido en una fiesta de curso, de esas típicas cosas de cabros chicos donde las mujeres están a un lado y los hombres al otro. Me acuerdo que me sacó a bailar. Compartió conmigo la cerveza que tenía en la mano, la que me emborrachó rápida y eficazmente. A la cuarta o quinta canción, y ya en la mitad de la segunda botella, colocaron "Black" de Pearl Jam. Nos miramos. Hasta ese momento habíamos estado bailando a no menos de un metro y medio de distancia, obviamente en filita con el resto de las parejas. Se acercó, y con mucho respeto me dijo al oído: "Bailamos esta, o prefieres descansar?" Dentro de mi borrachera me pareció muy lindo de su parte que me preguntara... asi que lo agarré y bailamos abrazados... mi primer "lento" con un hombre, y yo borracha hasta mas no poder... jajaja! Sin querer se me arrancó la carcajada. Seguí caminando haciéndome la loca. Pensé en darme vuelta para saludarlo, pero en ese momento la verguenza por la semi-risa que se me escapó fue más fuerte. Un poco más adelante, ya segura de que no estaba roja como un tomate, me di vuelta dispuesta al típico "yo te conozco de alguna parte, no?", pero ya no estaba. Ahora pensándolo con más calma, y recordando un poco más en detalle esa noche, menos mal que desapareció.

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El

Una de dos: o se acordó de mí, o se volvió loca en algún momento entre hoy y sus 14 años. Cualquiera de las dos opciones era mala, así que me metí al primer sucucho que encontré. A esa hora estaba lleno de gente comprando pan con "dos lonjas de mortadela, por favor", así que me puse a la cola para hacer tiempo. "Chucha que no contesta este gueón" fue mi excusa en voz baja, al darme cuenta que todavía tenía el celular pegado a la oreja. Ya mas tranquilo, mientras avanzaba la fila, más detalles se fueron apareciendo en mi cabeza. "Black" de Pearl Jam. por supuesto!. Mi primer lento. Estaba tan nervioso que de las palmas de las manos me goteaba sudor. Le dije que descansáramos un rato para aprovechar de secarme las manos, pero me agarró del cuello y me abrazó. Bailamos un par de canciones lentas, hasta que volvieron a colocar a los New Kids on the Block. Entonces me dí cuenta de que probablemente le tenía la botella de cerveza marcada en la espalda. Nos miramos mientras nos separábamos y me regaló una sonrisa. Creo que se la contesté, no estoy seguro... los nervios y la cerveza se potenciaron mutuamente para causarme unas ganas locas de mear, así que fuera de la cara de urgimiento, no recuerdo mucho más. Me metí al baño, lo que me relajó casi instantáneamente. Es increíble como un water puede devolverte la calma en tan poco tiempo. Con calma me terminé la botella de cerveza que estaba casi tan caliente como yo, me lavé la cara y abrí la puerta. Me la encontré de frente, justo en el momento en que ella estaba agarrando la perilla de la puerta. Perdió un poco el equilibrio y se afirmó de mi... em... cinturón. Me miró hacia arriba con una sonrisa socarrona y me pidió disculpas, quitando rápidamente su mano de mi... em... cinturón... ya lo había dicho, no? "No te preocupes" le dije, mientras la rodeaba con el brazo acercándola hacia mí. Por un momento pensé en darle un beso, pero algo en su cara me dijo que probablemente me ganaría una bofetada, así que seguí con el plan original, y con mi brazo en su cintura, la hice girar para quedar yo al lado de la puerta. Como todo un caballero, salí del baño sin mirar atrás.
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E lla

Las vueltas del lento mezclados con la cerveza me dieron unas ganas locas de vomitar. Cuando nos separamos después del segundo lento, necesitaba urgentemente ir al baño. Creo que le pregunté a unas compañeras dónde estaba el "pipiroom", pero se limitaron a un estruendoso y sugestivo "uuuuuuuuuy!". A esas alturas, no me quedaban ganas de discutir con ellas, así que me di media vuelta y me metí a la casa a buscar el baño por las mías. Traté de abrir la primera puerta que encontré. "Está ocupado!" escuché. Me apoyé en la pared con los ojos cerrados, concentrándome para que se me quitaran un poco las ganas de vomitar. Unos momentos mas tarde, una compañera salía media chascona de la mano de un compañero... del dormitorio del dueño de casa. Me di cuenta que estaba haciendo fila para entrar al dormitorio en lugar del baño. Mucha risa no me causó, ya que los mareos volvían con nuevos ímpetus. Seguí recorriendo la casa, hasta que encontré el baño. Lo reconocí por la típica ventanita arriba de la puerta. Con un suspiro, agarré el pomo de la puerta justo cuando ésta se estaba abriendo. Perdí el equilibrio, y me fui un poco hacia adelante... lo único que me faltaba ahora era sacarme la cresta en el baño. Aletié un poco hasta que encontré un punto de apoyo, justo en los pantalones de mi pareja de baile. Me sujeté de tal manera que la punta de mis dedos quedaron rozando la punta de su... em... calzoncillo. Lo miré hacia arriba mientras a duras penas recuperaba el equilibrio, y con la mejor de mis sonrisas estúpidas, le pedí disculpas. Cuando me agarró de la cintura, me vino uno de los mareos más desgraciados, esos que incluso te hacen juguito en la boca. No sé que cara puse, pero él, amablemente, se giró conmigo para quedar al lado de la puerta. Salió del baño, justo cuando me estaba dando la vuelta para vomitar. Muchas mujeres se quejan de que los hombres nunca bajan el asiento o la tapa del water. Mientras se me devolvía la cerveza me dí cuenta de que él no era uno de esos hombres. El baño quedó asqueroso, con olor a chela y vómito. Con pena miraba las consecuencias de mi error. El water chorreaba por todos lados, mientras me decía a mí misma "por qué no habrá dejado la tapa arriba este gueón". Con la inconfundible letanía del borracho como plegaria ("No tomo nunca massss!!"), limpié el baño lo mejor que pude.
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El

Me fui derechito donde estaban mis compañeros. Más que con ganas de conversar y creerme la raja por haber bailado lento con una de las minas más ricas de la fiesta, con muchas ganas de seguir tomando cerveza. Todos me miraban con una sonrisa diabólica, como diciendo "así que te la tiraste, ah?". Me pasaron otra chela de a litro, la que me tomé como agua, buscando que tranquilizara mis nervios. Aunque me relajó bastante, tuvo el desagradable efecto secundario de dejarme completamente ebrio. No recuerdo mucho de lo que pasó después. Imágenes borrosas de ella conversando animadamente conmigo, de cuando se despidió de mi con un romántico beso con lengua, de las cabezas de mis compañeros recortadas contra el cielo, mientras en andas me llevaban a una cama. Ese tipo de cosas. Desperté con un hachazo de proporciones considerables, en una cama con un inconfundible olor a sexo. "No, no me la tiré" me decía a mi mismo, pero mi nariz insistía en decir otra cosa. En realidad, nunca tuve muy claro si pasó algo o no. Mis compañeros insistían que sí, pero yo estaba bastante seguro de que no. "Nooooo... estaba demasiado arriba de la pelota como para habérmela pisado" les decía. "Pa qué te hací el loco? Y el olor a motel que me dejaste en la pieza?" me decía por otro lado el dueño de casa.
La imposibilidad de recordar nuestro tiempo juntos de la noche anterior pesaba demasiado al momento de intentar llamarla. Como se estilaba en esa época, me había conseguido su teléfono por medio de un compañero que estaba "andando" con una compañera de ella. Pero apenas tomaba el teléfono, millones de vergonzosas posibilidades se me pasaban por la cabeza: "Y si le dije alguna mentira?", "Y si me pregunta por alguna cosa que hablamos y, obviamente, no recuerdo?", "Y si le pedí pololeo o alguna barbaridad por el estilo?". Así, miles de pensamientos que finalmente me llevaban a colgar nuevamente el fono, incluso antes de marcar el primer número. Y así pasó el tiempo. Rápidamente mi historia fue olvidada y reemplazada por otras más importantes, como que asaltaron a un compañero, o que otro dejó embarazada a la polola, o que a otro casi lo meten a la cárcel. Nunca más supe de ella, hasta hoy en la mañana que, nuevamente, volví a hacer el loco como cuando tenía 14 años. "Las vueltas de la vida" diría mi abuela. Y ahora viene mi jefe a pedirme explicaciones porque de nuevo llegué atrasado. Ja! Que mierda, no?.
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Ell a

Salí del baño ya mas compuesta a dar excusas a una fila de borrosos personajes que querían mear. Salí lo más dignamente que pude. Mi carterita con maquillaje hizo maravillas para ocultar la cara de poto que tenía debajo, y una botella de cloro que encontré debajo del lavamanos me ayudó a ocultar un poco el olor en el baño. Un chicle "Trex" que alguien me regaló completó la ilusión de que nada había pasado. Me senté en un sillón del living con la cabeza entre las manos, tratando de que se me quitara un poco el mareo. Mi pareja de baile entró justo cuando estaba echando la cabeza atrás para respirar profundamente, al más puro estilo "caña mañanera". Se acercó muy serio y me preguntó cómo me sentía. Por algún motivo le conté todo lo que me había pasado, desde que llegué a la fiesta hasta que vomité fuera de la tasa del water, pasando por los compañeros que había pillado teniendo sexo en la pieza del dueño de casa y por el inexplicable dolor que tenía en la espalda, que días después se transformaría en un verdoso moretón semi-circular. Cada vez que le contaba algo, el asentía. De vez en cuando me preguntaba alguna cosa, a la que yo respondía largamente. Creo que fué la primera vez que hablé con un hombre que realmente me escuchara, sin interrumpir a cada rato con historias inventadas sobre su propia persona, tratando de impresionarme.
Después de un par de horas, llegó la hora de irme. El papá de una compañera nos pasó a buscar, y yo me despedí de él con un beso que todavía recuerdo... menos mal que alguien andaba con ese "Trex", o en este momento me estaría acordando de otra historia vergonzosa. Así pasaron los días. Una compañera me comentó que él se había conseguido mi teléfono con un compañero de él que "andaba" con mi compañera, pero nunca me llamó. Menos mal, porque al día siguiente cuando empecé a recordar las cosas que le conté, me hubiese dado muchísima verguenza verle la cara de nuevo. En fin, son cosas que pasan. Yo creo que por eso se hizo el loco cuando me vio. Qué hombre en su sano juicio se metería con una mujer que le cuenta que vomitó fuera del water y que después tiene el descaro de darle un beso con lengua? Aunque esto pasó hace tantos años, siempre son las primeras impresiones las que te marcan, o no? Ahí está mi jefe mirándome el culo de nuevo. Como dije, son las primeras impresiones las que marcan, así que mientras él siga "impresionado" con mi trasero, yo puedo seguir trabajando acá tranquila, sin temor a que me despidan por llegar tarde.

Texto agregado el 06-02-2007, y leído por 1984 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
25-05-2007 sabes q justo despues de leer tu cuento se me jodio el ordenador?.. justo despues... me dejo leerlo trankilamente.. y ya no keda nada. ni se enciende. je. stoy en una biblioteca, y te keria comentar que me gusto mucho el cuento!! siempre dejas rafagas de buen humor! eso es bueno chico!!! un abrazso! LaMillan
09-03-2007 me gustó la forma y el lenguaje, por ende, la historia. no sabía qué era un poto, mina, en fin, pero se pudo deducir... chileno, claro, se aprenden cosas así. Ya en serio, me gustó, en particular cómo trazas la idea del tiempo. ednushka
08-02-2007 Re bueno pues niño.ME GUSTO LO BIEN ENCADENADO DE LA SECUENCIA.son cosa que pasan.Te felicito. Mi voto. pantera1
 
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