- ¡Si estuvieses tras el siguiente laberinto.
Si tras la puerta me saludara tu sombra.
Si desde la ventana me eclipsaras con un beso
Si desde un tejado volaras a mis brazos!


- ¿Acaso el camino es certero y me has dejado pistas por el laberinto para seguiros?
¿Tu lángida sombra, conducirá a la mía
hasta donde descanza tu cuerpo?
¿Los besos que escapan de tu ventana,
quereís de verdad que mi boca los reciba?
¡¡Y ese tejado!!, seguro vendrías desde otros balcones agasajada de mil y un noches sin horas.


- ¡Si ciertos fueran tus dichos
acerca del amor que profesas por mi,
aún así!,
¿no querrías recibirme?


- ¡Acaso no te das cuenta!
no podría con el dolor de saberte amada por otros


-¿y si quisiera quedarme solo en ti
y curar de tus heridas?


- ¡amada mía!,
si fuera así, no me lo preguntarías,
más bien
ya estarías a la diestra de mi trono.