Al sonar golpes en la puerta Emmanuel se asustó un poco, estaba solo en casa y no esperaba la visita de nadie. Cuando abrió y la vio a Ella, sonrió para sí mismo. ¿Qué haces aquí?- pregunto él…. ¡Vine de visita, pero si le molesta me voy!
Mientras reían hablando de cosas pasadas entre los dos, la voz de Jim Morrison de fondo y el sonido de Light My Fire le daba matices de profunda añoranza a la conversación, hasta que el se vio invadido por los viejos sentimientos, empezó a coquetear y jugar con ella, rozándole suavemente el cabello o besando la palma de sus manos. De pronto ella le acarició el rostro ¿Usted que siente por m?, preguntó.
El respiró profundo, -Tú ya lo sabes, pero si lo quieres escuchar de nuevo, ¡Esta bien! Esperanza, yo a ti te amo. Desde que nos conocemos he querido hacer parte de tu vida…. ¿Eso tu ya lo sabes o no? ... ¡Si, pero debe haber algo más! …¿Como qué?
Ella lo miro a los ojos, tomo una de sus manos y le dijo: Cuando uno quiere a alguien además del sentimiento existe deseo. ¿Usted siente deseo por mí? El se sonrojo – durante el tiempo que salieron tuvo muchas oportunidades para hacerla suya, pero tal vez por miedo nunca lo hizo, y este pensamiento le daba vueltas en la cabeza cada vez que la veía- Quiere saber si me muero de ganas por hacerle el amor. -Si. Respondió Ella… ¡Sí! Dijo el agachando la cabeza, como si desear el cuerpo de Ella fuera algo indigno.
Ya era de madrugada, Esperanza se había ido hace rato, pero Emmanuel aún tenía el olor de su cuerpo en sus manos y el abandono que deja amar con desesperación a quien nunca será parte de nuestra vida. Se levantó, fue al lavado, se mojo la cara y bebió un poco de agua, cerró los ojos…. Ella se acercó más y lo besó primero fue tierna… luego su lengua empezó a moverse rápido. Sus manos se deslizaron por sus piernas hasta encontrar el cierre del pantalón. El estaba anestesiado, solo podía disfrutar de lo que ella sin obligación había decido entregarle, su camisa y pantalón fueron quitados con precisión por las manos de la mujer. El por su parte hizo lo propio con las prendas que cubrían el cuerpo de Ella. Besos apasionados, caricias lentas y profundas, la contemplaba extasiado, pronunciaba su nombre de manera ahogada, su ser entero se mostró complacido ante la presencia desnuda de la mujer dueña de su amor…
Sintió frío entonces, se sentó de nuevo en la cama, la miraba e imaginaba la figura de su amiga… Abrazó entonces la almohada, pues comprendía que ello significaba haberla perdido para siempre. Cuando levanto la almohada descubrió un papel doblado, lo observo con detenimiento, ¡Era la letra de ella! …
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