Quedo acallada la sonrisa
La sustancia de tu presencia quiso
Pasar como la incomprensión eterna del tiempo.

Cuando las lucecitas luminosas que cesaban el desborde caótico de la desesperanza, la quietud atemporal de tu mirada fustigaba mi mente, que formulaba sensaciones que no pasaban de lo etéreo e irreal.

Y queda el silencio al entender aquel ocaso de tu beso, y ya sólo queda el maldito silencio que vuelve arrasando mis sentidos.
Tu olvidada caricia irrumpe el bullicio de mi delirio (vida) y el vacío que responde al misterio del tiempo que es ya sólo la cercanía de tu espíritu.

La pasión que es tímida, oye el canto de las musas que hablan de amor. Y las noches frías ya no son las mismas desde que te fuiste como el suspiro que no es y que no vuelve.

Ya sólo me consume aquél, que tocando con tu voz me estremece y poco a poco dejo de ser.

Dedicado a Pamela