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Los Verdaderos Cuentos de Jian Li Feng


Ramiro se metió en la fonda china entró directo al asiento acostumbrado; ahí, frente al televisor en la primera silla delante al mostrador, pidió un arroz chino “chaulafán”, solía comer a eso de las tres de la tarde, un poco tarde pero era por encontrarse con su amiguita china la cual atendía personalmente la fonda, entonces a esa hora que no había público era posible conversar, los dos se habían hecho muy amigos Jian la chinita tenía unos 22 años y Ramiro tenía cerca de los 50, se veían siempre como amigos mas nunca hubo siquiera en las largas horas de conversación ningún atisbo romántico, pero era algo parecido los dos se veían e inmediatamente empezaban a hablar de todo, el caso era que si el amor nacía del corazón quizá la amistad que les unió les salía del alma, ambos bromeaban acerca de los significados de las palabras en español, las malas lenguas al verlos tanto tiempo juntos daban por hecho que el par de amigos sostenían un romance ellos solo se reían en complicidad sabían que era otra su aventura.

Sin más esa tarde le contó, una de las historias más raras que ella juró por los mil templos shaolín que esto sucedió:

1.- PRIMER CUENTO.-
La niña que creció como perro.

El caso sucedió en un lejano pueblo de la provincia de Cantón, una adolescente muda, concibió un hija talvez pensó Ramiro que pudo haberse tratado de una violación, el caso de la desdichada se hizo muy famoso en el pequeño pueblito y en vez de dar con el malhechor se dedicaron los pueblerinos a rechazarla unos con las miradas y otras gentes y los niños le tiraban lodo y objetos, ella vivía de la caridad de una hermana en un cuarto de cañas de bambú donde el frío y la inclemencia del tiempo arreciaban cada noche; el tiempo del embarazo pasó y sobrevino el alumbramiento, la mala alimentación la falta de atención de la salud etc. ocasionó la muerte de la desdichada, alguna alma caritativa le había ayudado en el alumbramiento, nació una niña nació en la noche.

A que problema para la tía, ella estaba entrada en años junto a su esposo, y cambiar pañales a esa edad y con esos achaques de los viejos era tarea realmente difícil. Par de viejos desdichados se consumían en trabajos agrícolas y se alimentaban de poca cosa, la dueña de casa una ex prostituta que cuidaba a varios niños sin padre diariamente les sacaba en cara todo lo que hacía por el matrimonio.

Sucede que en la China los perritos de la raza chau chau son criados para engorde y alimentación, crecen con los desperdicios y los niños juegan con ellos algunos se encariñan con los perritos tanto que nunca los sacrifican.

En el cuarto de bambú donde había sido la vivienda de la difunta madre, acomodaron con algunas pajas y ropas algo parecido a una cuna, la tía de la niña para no tener queja de la dueña de casa y también para ocultar el llanto nocturno de la niña hizo que tapara su esposo con cartones, papeles y telas viejas los grandes orificios del cuartucho o hueco, ahí descansaba los primeros meses la tierna que crecía con cada amanecer, como crecen los niños que se templan en la inclemencia de toda clase de climas.

Bueno y contaba Jiang que la niña crecía y crecía, a pesar de todo, no se exactamente a los cuantos meses empiezan a gatear los bebitos, pero la hija de la muda debió estar en esa edad. Nunca nadie le hizo un mimo solo vivía y punto. Fue un problema para los chicos que jugaban en el patio que la nenita saliera a pasearse por el patio y hasta se salía a la calle entonces, al retroceder de los juegos los niños le pisaban las manitos y el llanto era motivo de disgusto y de castigo.

Meses antes un perrito diariamente se dormía en el mismo hueco de la niña, y ¡OH! Idea del líder de los niños, Jiang quién nos cuenta la presente historia no precisó si fue con una cadena o talvez con una soga que ataron a la niña con el perro, buen remedio el perrito no huía por el peso de la niña y la nena no gateaba por el patio de la vecindad. Ahh que idea; vaya solución, festejo y risas cuando la hora de la comida, la risa de los críos no se aplacaba al momento de comer es que le habían puesto la comida al perro y la traviesa hijita de la muda empezó a comer en posición de gatas del mismo trasto del perro, el tiempo inexorable tanto o más que el destino se confabuló para que olvidaran desatarlos, es que era un buen arreglo les daban de comer a ambos en un solo traste, de otro lado la comida y las sobras de los dueños del can eran mucho mejor, que la escuálida provisión de los viejos.

La situación a la vista de todos empezó a pasar como normal, y de tanto verla ya no causaba gracia, niña y perro se las ingeniaban para turnarse en la comida, el can cuidaba de la niña y le cargaba algunas veces de la ropa por la espalda para trasladarle fuera del cuarto a las necesidades, o al paseo, ya no fue novedad que la hija de la muda no aprendiese ha hablar, quién se iba a tomar la molestia de enseñarle, a eso cuando la noche llegaba iban juntos del patio a su albergue de cañas de bambú, con algunas viejas ropas que les servían de abrigo.

Ramiro quién se sorprendió de la rareza de esta historia, trató de hallar un paralelo a esta lúgubre fábula; enseguida evocó a Guy de Maupassant, pero las masturbaciones a un mono o los rituales fúnebres de sus experiencias no le trajeron recuerdos, talvez era la historia de la hija adoptiva de Jean Valjean Cosette la niña que fue obligada en la obra de los miserables a servir a los posaderos la hija de Fantina; no hasta ahora Ramiro no halla una historia similar.

La presente historia, Ramiro dijo que hubiera querido rematar como un escritor de los clásicos, pero se disculpó diciendo que nos contaba este cuento como un simple recopilador de lo que Jian Li Feng le había narrado en su exquisita tertulia.

Y que pasó Ramiro dijimos todos picados de la máxima curiosidad, que final hubo.

Ahh, cuando pasaron años y meses y días y cuando el viento sopla con mucho más frío, con ese frío que carcome y entra a los huesos ahí cuando la luna es el faro mas refulgente de la noche, me cuenta Jiang que el can aullaba a la luna ahuuuuuu y luego la hija de la muda emitía un aullido infrahumano sobrecogedor era el terror o el demonio pero todos sabían que era la niña que vivió como perro sonaba entre can o entre lobo AAAAAHHUUUUUUUUUUU mientras entornaba los ojos hacia el cielo a la hora de mas brillo del plenilunio.

Conmovido preguntó Ramiro a Jiang, si ese fue el final de la historia ella dijo que no, que cierta vez algún funcionario escuchó la historia que pasaba en el lejano pueblo y se interesó en el caso fue y detuvo a los responsables los sometió a la justicia y en algún condado de China existe un caso legal seguido en contra de quienes permitieron a la NIÑA QUE VIVÍA COMO UN PERRO.


Relato escrito por Ernest V. Luna
CDC Notarial 1704284120001

Texto agregado el 04-02-2007, y leído por 417 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
18-04-2007 Qué agradable sorpresa leer en este estilo, que aunque deja con ganas de más, lo expuesto deja los clavos bien clavados en la razón, ante la realidad que actualmente preferimos ignorar. (Fe de erratas: Esto pasa todos los días camino al trabajo por las calles de la gran capital, mientras la bola de huevones, que se supone deben legislar en favor de la pobreza y la mendicidad de los países latinoamericanos, se la pasan, o dormidos en sus curules o debatiendo temas medievales al margen de la popularidad. ¿Y los pobres? ¡Qué sigan como perros! Que al cabo que ya estan acostumbrados.) Felicidades! pearl
04-03-2007 una bella historia apesar de la suerte neison
 
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