Quienes me buscaban por las noches y me miraban como hambrienta, los que me lloraron alguna vez hace ya tanto. Eran tus ojos los que me decían sin hablar que me querías, que estabas dispuesta a intentarlo aún sin conocernos. Esas ventanas que tanto extraño, las que dejaban caer un hilo transparente si me ausentaba, por quienes hoy escribo un poco retrasado.

Hoy te recuerdo como he dejado de hacer tan a menudo, y son ellos quienes eran los que me mostraban el fondo de tu ser, eran tus ojos que me gritaban guiándome si estaba oscuro, los que de pronto me dejaron de buscar, quienes sin más no me quisieron como antes ver. Eran tus ojos por donde entré seco y salí húmedo poco a poco, aún antes de cualquiera de los dos saberlo.

Estan clavados en mi frente, cual imágenes ardientes marcadas en la piel. Puertas ahora cerradas, antes veredas que me significaran pronto volver, y en el recuerdo quedan zonas marcadas, sólo recuerdos de aquel ayer, en que eran tus ojos esas mañanas, en que a tus brazos quise volver.