si les cuento que me pude escapar de un hombre poderoso que me tenía bajo su poder no sería creíble; si les digo que se trata de un árabe con el cual han elegido casarme tampoco sería digno de confianza mi relato. Sin embargo en una sola oportunidad logré dar rienda suelta a mi libertad, luego de conocerlo: Tomé de manera sigilosa las llaves de la villa y me dirigí al mercado a divertirme de forma sana, ya que era día viernes y el oficiante llamaba a alabar a su dios y la ciudad estaba repleta de astutos vendedores, improvisadas tiendas, camellos henchidos de baratijas, telas que maravillaban y enseres de los más insólitos. Gentes y niños que se agolpaban en el fantástico circo; pero antes de proseguir debo decirles que el hombre del que les hablo se llama Ajmed, es mi prometido…Me puse con cuidado el burka para que nadie me reconociese y le dejé un beso en la frente mientras dormía 'daré una vuelta mientras la luna ruede', me dije sin arrepentimientos…pero voy a contarlo todo como si de nuevo estuviera alli en estos momentos:
Alguien toca la batería y otro le acompaña en el micrófono, sólo logra algunos gemidos que no pasan de lo gutural. Hay un sombrero en el suelo, algunos dólares y otros billetes que no llego a distinguir. Más allá, alguien dibuja un retrato. La modelo sonríe todo el tiempo. Temo de que su gesto se quede pegado en mi memoria cual Mona Lisa, se parece a una dona del Renacimiento. Se le cae la flor que lleva en su tocado. Hago el intento de recogerla. Hay tantas personas en derredor. Una de ellas la pisa y ésta muere. El pintor agrega sutiles elementos que sólo su ojo ve. Quita otros. Es el ojo de Dios. Nace una mujer nueva sobre la que hay. Retoca la sombra. La embellece. Me pregunto: quién es quién. El retrato estará satisfecho con la modelo. La figura real, amará su proyección. Qué relación las une. Qué sentimientos nacen. Los espectadores comparan, asienten, rechazan. Unos eligen el natural. La mujer se mira en su pintura. No se reconoce. Quiere que le devuelvan el dinero. El pintor discute. Dice que eso es lo que hay. Que debe tomarlo y pagar. La mujer se queja, toma el retrato y lo rompe con gran brutalidad. Los pedazos quedan diseminados en el suelo como un gran puzzle. El artista se enfurece y le pega un cachetazo. Ella le dice que no importa. Que lo intente de nuevo. Él se seca la frente con su delantal. Ella, le dice que lo siente. Se acomoda de nuevo y comienza un retrato distinto. El pintor abraza a la modelo y le susurra lo bastante fuerte que se oye: ‘esta noche en casa querida, pero como me gusta a mi’... Esta vez no espero el resultado final...Luego, pienso: ¿fingen?, ¿serán pareja?...
Sigo unos metros. Un perrito Pequinés con su dueño que le da una mamadera. Le coloca pañales. Le quisiera preguntar por qué hace eso tan insólito. No me sale la voz....oigo del animal: ¡Guau! ¡Guau! Yo también digo: ¡Guau!
En un perfecto circulo de tiza, una joven rueda en sus patines. En el medio hay un grabador .La música es ensordecedora. Gira cientos de veces. Se acumulan ojos que observan. La miro. Me pregunto si llevo yo también patines. Si mi vida es una gran rueda. Si todo es un circuito. Pienso en los mitos. En el retorno. Trato de ver dónde esta mi centro. Me incomoda la situación. Sobre todo por la espera para nada. Lo repetitivo. No quisiera quedarme más tiempo del debido. Sé que la mujer no hará demasiados cambios. Que se trata sólo de dar vueltas sobre las ruedas sin dirección alguna mientras suene la música. Por alguna extraña razón de repente abandona el escenario y se va sin llevarse el aparato que sigue vibrando como desaforado. La gente no se retira, la espera, la busca, a ella no le importa, decido continuar...
Personas que se toman fotos. Una de ella tiene enrollada una víbora al cuello. Todos dicen al unísono: 'sonrían'.Se pasan entre sí la cámara de fotos y el animal. Me piden que los ayude a sostener ambas. Les digo que me disgusta hacerlo, que lo siento que busquen a otra persona...Me molesta la insistencia. Me dicen que sería bonito sacarse fotos con víbora y sin víbora. Miro rápidamente para ver si alguien puede sostenerla. Siento el peso del mundo sobre mi cuello. Es tan espectacular la sensación del animal sobre mi piel. Me estremezco. Tengo ganas de desaparecer. Mi cabeza me da vueltas. Cierro los ojos, trato de no respirar. Espero que el tiempo pase. Me dan ganas de llorar, de rezar. Busco el equilibrio para ubicarme mejor en frente de los fotografiados. ¡Flash! Ella se mueve, esta fría y resbalosa como metal. Sus lengüetas han llegado a rozarme la nariz. Temo la mordida de momento a otro. No se produce. De atrás, alguien aparece y comienza a desenrollarla de mi espalda. Se demora más tiempo del conveniente. El instante es un siglo. Quisiera besar sus pies. Pierdo el equilibrio y se me cae la cámara al suelo. Se abre y el rollo sigue rodando unos veinte centímetros. Se enojan conmigo. Les dije, que lo advertí. Que les tengo aprensión a estos y fobia a los caballos. Me dicen que era sólo cuestión de poner voluntad, que se trataba de una foto. Les digo que se trataba de la muerte. Que podía haberme mordido...
No sé por qué, pero me acuerdo de que es hora de regresar. Estoy a decenas de quilómetros de la casa...me convendría no hacerlo. Me queda la sensación del que es picado por una víbora: estoy envenenada. Me palpo los bolsillos. Deje mis documentos y cosas personales...y quizás el amor definitivo. Necesito su antídoto, debo volver...Pero, ¿dónde debo ir? Los edificios blancos se repiten a sí mismos en largas filas alrededor del mar. Todo es tan similar. Como haré para regresar si ni sé qué camino tomar ¡estoy perdida!
Debo buscar la luna...como lo hace Ajmed ¡Ah!...Entonces, si sigo en su dirección...creo poder ubicarme...Un auto blanco se detiene ante mí. Dos personas bajan. Me indican que debo subir. Me niego de forma rotunda, les digo que llamaré a la policía. Uno de ellos habla y me dice: no se preocupe, somos amigos de Ajmed, el envió por usted....Me siento confundida...Le miro a la cara y observo que se trata del mismo hombre que desenroscó la víbora, no digo nada y me dejo llevar...hacia el amor o hacia mi propio karma...
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