Juguemos
a que tus manos seducen
mis sombrías tentaciones.
Juguemos
a que en mi corazón
las hormigas hacen
una rebelión de susurros.
Juguemos
a que la humedad
de mis zonas prohibidas
cantan frente a tu piel.
Juguemos
a que cierras los ojos
cuando mis lágrimas
empiezan a caer.
Juguemos
a que en el instante exacto
en que pronuncio un nombre
tu no escuchas.
Juguemos
a que olvidas tu apellido
y cuando muerdo la almohada
para callar mi soledad,
tu ya te duermes.
Juguemos
que en mi reino
los espejos
no tienen memoria.
Juguemos
que tu y yo no somos
dos mitades de nada
tal vez apenas
un trozo de este mundo.
Juguemos
que al final
solo habremos perdido
un par de sombras
y nuestra identidad