Amada Esperanza:
¡Qué cómico suena el destino cuando toca tu puerta sin previo aviso! .Todos sabemos que algún día vamos a morir y que no podemos hacer nada al respecto; sin embargo cuando llega ese día fatal no podemos resignarmos a vivirlo con dignidad. ¡Sí qué es cómico lo inexorable del destino! No existen las crónicas de una muerte anunciada. El destino no nos suena, está bajo la frecuencia que escuchan nuestros oídos y muy por sobre la que ven nuestros ojos. Menos aún podemos adivinar la fórmula de su sucesión Avisos hay, por montones. Tenemos el registro de quien sabe cuantos millones de cuerpos que han dejado sus almas en el pasado, y sabemos que otras miles las dejan hoy, para más dejarlas mañana. Pero no creemos en nuestra muerte, y cuando llega tal parece que llegara como un encuentro fortuito. ¡Pero no! Nacimos llevando la cruz de nuestra muerte, porque no es vida lo que tenemos, es muerte. Cada día viajamos, damos un pequeño paso más hacia nuestra fatalidad, y cuando cumplimos el último y celestial objetivo nos toma desprevenidos. El destino toca tu puerta a cada instante, y es cómico pensar que lo hiciera sin previo aviso. Nos gusta hacernos los desentendidos, ¡gozamos de una estupidez selectiva! Es triste pensar que voy a morir, es por eso que prefiero no aceptarlo y vivir en función del desentendimiento. Lamentablemente voy a morir, y voy a poner cara de sorpresa en el momento justo antes de dejar esta tierra. Lo sé porque sí puedo predecir mi futuro. Pues como no, es así de simple, el futuro laboral de cada uno de nosotros es: muerte. Y para variar, el amoroso es: muerte. No existe ningun otro futuro que el fatal. Que fuerte suena la verdad. Me apena decirlo, pero más me apena ver a la gente llorar en el funeral de un familiar. Es que acaso ¿no sabían que iba a morir? Desde que tienen uso de razón y memoria, que lo entienden. Por Dios les pido: ¡Acéptenlo! ¡Vamos a morir! Poco nos queda de agonía, y ojalá no la desperdicien en el fin de algún ser querido. Ojalá en mi funeral no se derrame una lágrima, ¡ojalá no haya funeral! .O si lo hubiere, que rieran todos, porque digan lo que digan, el destino sí es cómico cuando toca nuestra puerta e imaginamos que llegó sin previo aviso.
Se despide con una lágrima en sus ojos, tu padre querido.
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