LA LAGARTIJA Y EL ZORZAL
Don Leonardo Castellani es poeta, filósofo, teólogo, novelista. De sus fábulas aprendí acerca de la vida. Y me gustó escribir, siguiendo de lejos sus pasos. De requetelejos.
La lagartija multicolor correteaba veloz por las matas del monte sin poder quedarse quieta.
- “ Me persiguen, decía, hay pocos animalitos como yo....hermosos e inteligentes”. La lengua, larga y rojiza, se le escapaba como dardo a cada instante.
El zorzalito, con su plumaje gris y marrón, cantó las maravillas del monte, del cielo, la noche, el viento, la lluvia, las tormentas, auroras y atardeceres.
- “Basta de canto”, le dijo la lagartija, “¡bochinchero y puro ruido!”.
- “Quédate un poco quieta”, le contestó el zorzal.
- “No puedo estar inmóvil como boba, como estás tú, con gritos ensordecedores”.
- “ ¡Por favor, corre para el otro lado”, le dijo el cantor.
Era tarde. Una yarará silenciosa se había acercado hasta la lagartija. La tenía a un metro y medio. Un solo movimiento bastó...ya estaba en su boca abierta, casi vertical.
Esto me lo contó mi abuelo. Con voz pausada concluyó:
“Quien se mete en todo, sin quedarse quieto, y usa la lengua como la lagartija, termina siempre mal, hijo”.
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