"Es muy natural el desear vivir bien (confort, tranquilidad, solvencia, placer, salubridad...), y por supuesto, tal hecho no es ningún pecado. La situación se complica cuando las crisis (acontecimientos vitales) llegan a la vida de la persona. Es aquí donde se prueba de qué está hecho el hombre/mujer. Las crisis, por lo demás, son inesperadas, toman por sorpresa, desubican, causan dolor y sufrimiento...parte esta que no gusta para nada. ¿A quién le gusta sufrir? ¿Qué de la tristeza? ¿Qué de las penas? ¿Qué de los conflcitos emocionales? ¿Qué de las carencias?...En estos tiempos, donde la cultura motiva al placer momentáneo y desenfrenado, el sufrimiento y las aflicciones se tornan insoportables ¡Y esto también causa sufrimiento!
Cuán sabio ha sido Dios, usando el sufrimiento como un medio para madurar emocional y espiritualmente en la vida...Aprendizajes que en medio del placer incesante no podríamos asimilar. Ojála se puediera realizar una gran conquista en la personalidad: una actitud sana y neutral para con lo bueno y lo desagradable que nos suceda. Vivir es un camino donde el sufrimiento nos toma de un brazo, pero del otro Dios nos sostiene para terminar la carrera de la vida."