-En este mundo lleno de delirio, lleno de luces de colores y hamsters bailarines hay un punto muerto donde se marca el límite entre la locura y la imaginación, me gusta pasear en esa cuerda floja cuando escribo, imaginar que soy un fantasma.- dije bastante emocionada, con las manos algo tensas y los párpados tan alzados que arrugaban mi frente.
-Hmm... ¿Escribe sátiras de otros poetas? - le preguntó el entrevistador, buscando la lista de preguntas prediseñadas para hallar a todo un artista.
-No, no escribo erotismo... y si lo hiciera no serían tan vagas mis historias como lo son las de Roquelaure- me crucé de brazos, algo ofendida por aquella pregunta, pero bien sabía que ese gesto era para dar algo de seriedad a la absurda situación.
-¿Sabe usted que las sátiras son burlas de algo ya... existente? - resopló negando y haciendo una marca sobre otra hoja que tenía sobre la carpete.
-Pensé que hablaba de nuestro amigo el sátiro, él sí disfrutaba del erotismo... entonces, si la sátira es un escrito en burla de otra cosa ya escrita, la satiriasis sería una parafilia , o... perdón, una enfermedad o manía que hace burla a las otras neurosis, manías, lo que sea... trastorno mental.- entorné los ojos mirando la carpeta de soslayo y moviendo los pies algo incómoda. Tosí suavemente, como quién quisiera ayudar a su inteligente observación ...-Entonces la ninfomanía nada tiene que ver con la adicción femenina al sexo, sino que sería una manía por la belleza de una ninfa.-
-A ver... señorita, no nos confundamos, puede que tengan las mismas raíces, pero no el mismo significado, es un asunto de connotación y denotación- gruñó algo impaciente, alzando la vista al reloj rectangular sobre el marco de la puerta, faltaban solo 10 minutos para almorzar y ya había entrevistado a neuróticos y paranóicos, esquizofrénicos y maniacos, su paciencia pronto colapsaría.
-Entonces no tengo más que decir, su blah blah me aburre y no estoy con ganas de soportar sus ñañarerías, me enfurruñé con usted- Abandoné el salón con mis cascabeles en la muñeca y mi collar lleno de botones, alzando la vista orgullosa, jamás escribiría para tal libro.
Entonces todo se tornó muy oscuro, y luego de un blanco tan insoportable cuando abrí nuevamente los ojos, sentí que me abrazaban, pero no podía separar los brazos de mi torso debido a una extraña tela, mientras escuchaba:
-¿La loca sueña con sus entrevistas otra vez?-
-Sí, esta vez parece que rechazó un importante puesto en un libro de erotismo.-
-La vez pasada era una burla del necronomicón, como siguen las cosas, jamás volverá a salir de nuestro "asilo de gente feliz."-
Y todo volvió a tornarse gris, luego negro y me dormí nuevamente, encontrándome de frente nuevamente con ese tipo de nariz aguileña y cabello verde, tan encorvado que su nariz movía las páginas de la carpeta. |