De pronto, una vez mas, sentado, en el mismo, clasico y siempre ultimo rincón de mi cuarto...
Y no se. No se nada de ti, no se mucho de mi, pero en este momento, aparecen nuestras vidas ligadas al unísono de la existencia, como dos gotas de agua que bailan en una fuente, golpeándose, mofándose, carcajeándose...
Quiero aferrarme a toda esas imágenes que pasan una a una por mi mente, no puedo, quisiera fraccionarlas y bebérmelas poco a poco, trago a trago; quisiera quebrantarlas para poder ensartarlas una a una en las ya muy abiertas heridas de mi alma, nada pasa, nada pasa en ti; tu no te muestras en pedazos, existes, ya solo ¡existes! Como la esencia corroída que vuela al anochecer en busca de la fresca y renovada vida. Ya te veo, vienes a mi obligándome a morir de un solo golpe.
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