Esta mañana
hace mucho tiempo
demasiado quizás
cuando el universo era un mar de polvo
y el cielo un espectáculo de fuegos
de cometas errantes
de aerolitos de tamaños siderales
las estrellas se cocinaban en el horno estelar
y al fragor de tanta lumbre
moléculas y átomos se unieron en fiesta singular
juntos, todos, se combinaron de mil formas
de mil maneras
en una piedra rocosa
la tercera, a partir de la bola de fuego primigenia
se fundieron en una mezcla de éter
y ayudada por una lluvia milenaria
inició la vida sus andanzas
Nadie sabe como inicio tal fiesta
no hay registro
no hay testigos
ni imágenes para contarla
pero fue cierta la historia
e inició la vida su conquista
invadió cielos, mares y tierras
trepó colinas
se adentró en las aguas
cabalgó en el viento
y en un breve espacio geológico
se hizo fuerte
y plantó su pie
firmemente en la tierra
Hoy
a las doce del mediodía
no quedaba territorio por conquistar
resquicio sin explorar
árboles gigantescos se mecían en la brisa
pájaros de enormes dimensiones patrullaban las alturas
lagartos terribles
tiránicos y feroces
dominaban el suelo
y llegó el fuego
otra vez el fuego sideral
con el rostro en llamas
y aliento de azufre
bajó del cielo disfrazado de luz de bengala
abrasándolo todo a su paso
y donde hubo luz
reinó la oscuridad
y donde hubo latidos y sangre y savia
sembró la muerte total
A las cinco en punto de la tarde
las nubes volvieron a ser blancas
y el sol de nuevo brilló intensamente
para entonces llorar desconsolado
ante tanta desolación
pero los átomos y las moléculas
que nunca descansan
volvieron a su fiesta
y la vida reinició
con más fortaleza
flores de todos los colores
coparon la tierra yerma
graznidos de nuevas aves
colmaron los cielos
y la diversidad se hizo presente
de una y mil formas diferentes.
A las 9 de la noche
ya todo era nuevo
y el fuego asesino
que una vez engulló la tercera roca
era sólo un recuerdo
grabado en libros de piedras de hondos cañones
con páginas de tierra de vivos colores
A las once y cincuenta y cinco
Cuando la luna bañaba el firmamento
una pareja de homínidos
cansada de vivir entre los árboles
le pidió al Dios de los elementos
el que fabrica los átomos y las moléculas
que los condujera al suelo
y al suelo llegaron
llenos de temores
de preguntas
y de impaciencia
primero hicieron suyas las cuevas
y como no eran tantas éstas
salieron a hacer suyas las tierras
A las once y cincuenta y siete
el fuego
ese que una vez todo lo destruyó
les ofreció sus secretos
y con su ayuda
dominaron los metales
iluminaron las noches
y las cavernas
cuando el reloj marcó las cincuenta y ocho
eran 50 millones
y las cuevas ya eran ciudades
y las tierras ya eran sembradíos
y la fiesta ya no era fiesta
y la flama que mata ya no hizo falta
bastaron las manos
para acallar voces y cantos
para derribar copas frondosas.
poco a poco
paso a paso
con la barbarie como pendón
inició la caravana de la muerte
su horrenda travesía
y los pueblos nacían y morían
bajo el metal forjado de otros pueblos
pueblos entre ríos
pueblos a orillas de lagos y mares
pueblos en lo alto de colinas
pueblos con el sol como guías
pueblos con leones de piedra que daban la bienvenida
pueblos aquí
pueblos allá
por todos lados
con verdades diferentes y únicas
y las bestias
que antes galopaban y corrían sin límites
sin ataduras y sin fronteras
eran sometidas al yugo
de quienes todo lo querían
y nada ofrecían
A las once y cincuenta y nueve
madera y velas surcaban los mares
y al grito de civilización
comenzó otra barbarie
en los cuatro puntos cardinales
los hijos de los bajados de los árboles
ya estaban presentes
destruyendo un mundo heredado
para construir el propio
a su estilo y semejanza
y en una confusión
el átomo cayó en sus manos
y lo hicieron estallar
sobre miles de cabezas
sembrando el terror y la destrucción
sobre ciudades enteras
Y ahora
a las once y cincuenta y nueve
y cincuenta segundos
se nos mueren las hojas
se nos acaba el aire
se nos termina el agua
la vida se nos va
sin fuego venido del cielo
unas pocas voces
son las que hablan
unas pocas manos
son las que hacen
unas pocas ideas
son las que valen
y al compás de bólidos metálicos
la muerte vuela sobre las nubes
el luto se viste de ideales.
De la fiesta de los átomos y las moléculas
muy poco es lo que queda
tenemos nuestra propia fiesta
y la embriaguez nos obnubila
nos ciega y nos ensordece
mientras la rueda universal
termina otra vuelta
completando pausadamente
el ciclo vital
de todo lo que empieza.
La noche llegará a su fin
mañana será otro día
y otra historia
y otro mundo
nada se sabrá de nosotros
de nuestra escandalosa fiesta
y el fuego y los átomos y las moléculas
volverán a limpiar las hojas
para escribir una historia
quizás más triste
quizás más alegre
que ya no será la nuestra.
Texto agregado el 15-02-2004, y leído por 319
visitantes. (4 votos)
Lectores Opinan
02-03-2004
Wow!!!! Este trabajo es extraordinario. Haces una guía con las horas que pasan para mostrarnos tantos cambios. Tanto renacer y destrucción. En fin solo somos un instante, una coma en la línea del tiempo. Te doy 5 estrellas porque no caben más. un abrazo chachi
16-02-2004
Sí, como te dije... uno de los mejores poemas que he leido. Maravilloso uso de la repetición y la hora. Me produjo piel de gallina. Un verdadero poema épico. Felicidades. Rayables
15-02-2004
delicioso texto que cuenta la historia que todos conocemos desde un punto de vista sutil y minucioso a la vez, a las once y cincuenta y nueve y cincuenta segundos trabajaste el clímax en mi subjetividad y casi no resisto tanta maravilla, ficcion y realidad... pero es solo un día. besos y abrazos y por supuesto mis estrellas para tí. daniluna
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