La Soñadora
Soy una soñadora. Al estar despierta no disfruto plenamente de mis sueños, porque sé que sólo son sueños. Al estar dormida, no aprovecho completamente mis sueños, porque no sé que son sueños.
Descubrí ese estado intermedio, ese punto en que los sueños son realidades turbias, pero realidades al fin y al cabo. Ya no recuerdo cuánto tiempo llevo en este estado, pueden ser horas desde que sueño realidades. Pueden ser semanas y hasta años los que me han mantenido en estado de coma, soportando la tentación de apagar las máquinas sólo gracias a mi floreciente juventud, a mi virginal belleza, cual bella durmiente en espera de su soñado príncipe transparente.
Pero si han pasado ya años, entonces mi juventud ha desaparecido y no se muestra más usando aquella belleza juvenil que fascinaba a quienes me miraban, lo que significa que en cualquier momento van a desconectar las máquinas que me mantienen viva, junto a mis sueños. Debo despertar, debo volver a la triste realidad de los sueños que son sólo sueños y a las horas de dormir sueños que no sé que son sueños. ¿Podré acostumbrarme a ese mundo nuevamente? Será horrible, pero siempre sabré que puedo volver a caer acá, o mejor dicho, a subir hasta acá.
Un esfuerzo que en el mundo de los sueños parece infinito, pero que al abrir los párpados de la realidad se muestra con toda su insignificancia.
La fría voz llega desde el frente. “Repitan conmigo: un acre es el área de un rectángulo, cuyos lados miden una cadena y ...”
Algo en mi interior me dice que pronto tendré que decidir por alguno de mis mundos, los sueños irreales o los sueños que no se pueden disfrutar. El período de los cambios físicos, esos que nunca pedí que sucedieran, marcará también el momento en que todos esos sueños chocarán, se harán trizas, y mi vida completa dependerá de cuáles serán los trozos que mejor sobrevivan al impacto.
Secretamente espero que el choque sea tan, pero tan fuerte, que los trozos se fundan y resulten en sueños de mi mundo intermedio, esas realidades turbias que tanto me gustan. Sé que la vida de adulta no puede ser así, sé que eso es pedir mucho, que es sólo un sueño, pero recuerden que soy una soñadora.
Jota |