Aquí yace mi cuerpo colgado y crucificado frente a ti; Desde aquí eh de ser mártir y centinela. Los clavos, las espinas y la cruz serán mi castigo. Pero no moriré en vano… Porque volveré y seré millones. Mi cadáver será tu guardián Y estará armado solo con mi espíritu y mi sangre derramada. En las noche de soledad, Cuando duermas tranquila en la comodidad de tus sabanas, Y nadie te proteja; Yo estaré ahí para cuidar de tus sueños. Porque ahí estaré, En la oscuridad de tu habitación Mirándote y cuidándote desde el suplicio de mi silencio Cuando nadie te puede ver.
Texto agregado el 29-01-2007, y leído por 113 visitantes. (0 votos)