Antidepresivo.

Sus manos se ciñeron sobre su almohada hasta tal punto que los nudillos blanquecieron, entrecerró los ojos y gimió bajito, ahogando un nuevo grito contra la tela de aquella cosa tan blanda.

Muchas veces se cuestionó el porqué solo a ella le parecía ver girar el mundo tan lento, verlo pudrirse bajo sus pies como si la gente se degradara a tal punto solo para hacerle sentir escoria de este proceso.

Finalmente, y en medio de todas sus cavilaciones, la tomó.

Estaba en el primer cajón de su inmenso mueble, asomándose, como si le aguardara en el abrazo que su madre jamás le ofreció.

Tomó una pastilla entre sus dedos, se la llevó a sus temblorosos labios y finalmente... gracias a sus amigos corticoides, cayó.

Así es niños, consuman Lexapro y otros ansiolíticos y/o antidepresivos y no acabarán como esta emo.

[Final alternativo]
...

Estaba en el primer cajón de su inmenso mueble, asomándose, como si le aguardara en el abrazo que su madre jamás le ofreció.

Tomó el cuchillo cartonero y se cortó verticalmente las muñecas, no esperaba sobrevivir.

¡Y así fue!