ALGO QUE ESCRIBI EN 1988



¿Por qué siendo julio, vuelan golondrinas frente a la ventana?
¿Por qué hay quienes se niegan (con buenas intenciones, según me parece) a aceptar las nuevas posiciones de interpretar historias?
¿Tienen alguna relación las dos preguntas anteriores?
(Pablo está al frente mío; lo amo).
No sé cómo empezar. Tal vez pueda hacerlo, pero voy a irme por las ramas y haré una mescolanza de ideas que nadie entenderá.
Quisiera formular un planteamiento (Pablo ronca frente a mi):
¿Será cierto que el mundo (su historia) se ha movido según las circunstancias políticas, sociales y económicas?
Entiendo que, según nuestras creencias judeo cristianas, cada ser es responsable de sus actuaciones ante el Ser Supremo. Pero si la historia (hecha por los hombres) es una resultante de aconteceres de grandes masas, me pregunto por qué, entonces, somos individualmente responsables. ¿No será que todo es mito?
Y, en dónde encajan las golondrinas en mis pensares? No tengo idea. Pero es lindo verlas en pleno invierno. Tal vez sean una seña de que los tiempos están cambiando, que se están saliendo de los márgenes tradicionales (Pablo habló, pero sigue roncando).
Los vuelcos de las cosas. ¡Quién lo iba a pensar hace 25 años (¡un ratito!) que Europa se convertiría prácticamente en una sola nación. Que Rusia daría los vuelcos que hoy está dando (¿serán ciertos?). Que Pinochet tendrá que abandonar su papel autoproclamado de Salvador de Chile.
Que somos abuelos de un nieto que está dando sus primeros pasos, y que nuestra América Latina, grande, dividida, subdesarrollada y riquísima, seguiría en su posición idiota y pequeña de rivalidades de tipo tribal en detrimento de ella misma. (Simón, debieras renacer aquí, hoy.)
Pero ya está oscureciendo. Las golondrinas se fueron a dormir; pero de seguro que mañana pasarán de nuevo frente a la ventana.
Y Pablo, ronca que te ronca (al amparo de Chopin).