Érase una vez una ciudad donde todo el mundo estaba despierto día y noche, el rey del país viendo que sus pobres habitantes no podían dormir, hizo construir una gran fábrica de sueños, para que los ciudadanos de Realidad pudiesen descansar y disfrutar de esas ilusiones que las demás ciudades con fábricas de sueños podían experimentar, esto se debía a que los sueños eran un derecho de todos los habitantes de aquel reino. No obstante Realidad había sido castigada con una maleficio, aquel maleficio había sido lanzado hacia siglos, la gente de la ciudad contaba que cuando Realidad era un pequeño pueblo, hubo un mago que fue expulsado al exilio por practicar magia negra, así pues el mago nada más llegar a los límites del pueblo, comenzó a decir las palabras que dejarían sin sueños por toda la eternidad a aquella ciudad.
El día de la inauguración, toda la ciudad estaba reunida a los alrededores de la fábrica, esperando con ansia que los sueños volasen por todo el cielo de Realidad, pues los sueños volaban por el cielo hasta que las personas se iban a dormir, los ciudadanos comenzaron a comentar cómo sería esa sensación que las demás ciudades experimentaban desde los principios del mundo.
Los días posteriores a la inauguración de la fábrica, todos los habitantes estaba muy felices de la nueva sensación proporcionada por su rey, así que para que viese lo agradecido que estaba la ciudad le puso el nombre suyo a la fábrica de sueños.
Sin embargo algo iba mal, los sueños de los ciudadanos de Realidad estaban cambiando. Los habitantes se quejaban al alcalde, decían que en sus sueños empezaban a ver cosas horrorosas y que ellos tenían miedo a dormir y soñar, el alcalde viendo aquel problema llamo a los ingenieros técnicos de sueños. El día de su llegada, el alcalde les explicó lo que sucedía, y los técnicos asombrados por lo contado entraron a la fábrica, no encontraron nada raro, los sueños iban bien, eran expulsados por las ventanas e iban al cielo, no sucedía nada extraño, el alcalde trasmitió lo dicho por los técnicos de sueños. La gente tenía la esperanza de poder dormir, pero nada había cambiado desde las quejas, todo continuaba igual.
Un día, en un momento concreto, en una pequeña casa un abuelito le explicaba a su nieto el por qué de esos sueños, a su vez, cuando el abuelito era joven su abuelo le contó que hacía ya mucho tiempo, que un mago que fue exiliado, lanzó unos conjuros, uno era para que la gente del pueblo no pudiese dormir y otro para que si la gente conseguía dormir por cualquier manera, tuviesen malos sueños. Comenzó su abuelito a contar la historia, aquel mago que practicaba la magia negra era llamado Pesadilla, estaba casado con una mujer muy guapa, sin embargo murió nada más volver de la luna de miel, Pesadilla intentó devolverla a la vida, pero los ciudadanos no le dejaron llevar su rito hasta el final, así que aquél a que le robaron su único sueño les dijo a los habitantes que jamás soñarían y dormirían.
Realidad destruyó la fábrica de sueños y jamás volvió a dormir. Al poco tiempo la ciudad paso a llamarse Insomnio. |