Era así como la llevaba del brazo, a ella, mi amada y linda novia... sí, a ella llevaba por las interminables calles, interminables e infinitas, pero todo se me hacia tan corto; no quiero llegar a ese punto, no quiero creer que haga esto... paso a paso nos acercamos mas al punto de destino, un paso tras otro, caminar... solía ser tan agradable pasear con ella, tomados de la mano, jurándonos amor eterno, devoción sin limites... si lo se, el amor es eterno mientras dura, pero todos creemos que podemos vendernos al precio de un “para siempre” o “para toda la eternidad”... ridículas palabras, sin sentido cuando se analizan bien... claro, mientras se esta ciegamente enamorado todo eso es algo que llena el espíritu... pero aquí me encuentro, solo con ella, tomada de mi brazo, y a cada instante que nos acercamos veo los momentos juntos que no importaron nada, que los días felices son todos desechados en pos de una invitación incierta... toda mi estabilidad cae de pronto, y no soporto su presencia... quisiera correr, gritar... pienso en el suicidio y lo vuelvo a pensar... no es para tanto, me alcanzo a decir, mientras doblamos la última esquina hacia la recta final... “falta poco, mi amor” me dice ella con su voz aterciopelada, que solía usar cuando quería calmar mis arrebatos mas extraños... “si mi vida” le contesto, sintiendo como cada una de mis palabras son producidas por una maldita espina que tengo enterrada en el corazón desde que me enteré de que iba a pasar hoy... unos pasos mas y dejamos atrás la ultima calle frente a nuestro destino, ya lo veo acercarse, tiemblo como un niño asustado ante la oscuridad; es algo muy similar a eso mismo, se lo que pasará con el ultimo beso... se que al despedirme no habrá ningún otro saludo, sabré encontrar mi camino de regreso, liviano y solitario... llegamos, me abraza... la abrazo con un nudo en la garganta, trato de que no se note porque ella se ve feliz... me duele el alma, siento que se me quiebra como en mis peores días de adolescente... un beso, siento la boca helada, como un trago amargo recibo su ultimo y mas terrible beso... el beso de la muerte debe ser mas amable, pienso en ese momento... y la dejo partir... veo como su mano deja la mía, un instante que quedara grabado en mi mente por unos instantes, veo su sonrisa de niña y sus ojitos brillantes decirme que no es algo distinto a todas las veces... como puedo creerte mi amor, si yo se que es tu decisión, que acabas de aceptar un destino que no se me permite compartir... acabas de sentenciar mi amor en aras de tu propia felicidad momentánea... se que me buscarás al regreso, como solías hacer siempre que llegas a tu casa... se que me llamarás inútilmente, sin comprender que he descifrado todo el enigma de tus salidas; nunca sabrás por que desaparecí tan bruscamente sin dar explicaciones, nunca sabrás que leí en tus ojos lo que hacías en ese lugar... no creerás que leí con detalles lo que sucede... y no entenderás que libremente dejé que te fueras... a los brazos del otro maldito que te sedujo en mis horas de ausencia obligada... no creerías que sabia que ese ultimo roce de tus suaves y bien cuidadas manos era mi último adiós, espero que sepas que si elegiste irte con otro, no podrás elegir estar nunca más conmigo... lamento mi suerte y tu decisión... cierro mis ojos, al darme la vuelta, la ultima vista de mi amor que se va riendo y tirándome besos en el aire... y sin darles importancia agacho la cabeza para no sentir las dos tristes lágrimas que se deslizan por mi cara al comenzar mi camino de regreso.
|