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EL COLADO

La expectativa por el acontecimiento era enorme, un matrimonio representa el mayor ritual que conmueve a la sociedad. Es tan solo comparable con el nacimiento de un nuevo ser. En ambos eventos las mujeres se reúnen a conspirar. Hacen planes que les permiten quedar con una muy buena imagen ante los vecinos. El hecho es impactar a los allegados, a los invitados o despertar la envidia de aquellos que consideran enemigos.

Mi hermano se casaba en ese día, siendo la novia y él de pocos amigos, permitieron que todos los hermanos elaboráramos la lista de invitados. Si la hacen ellos tan solo contendría seis nombres de amigos y veinte de familiares. Cumpliendo con su voluntad, cada uno de los hermanos invito a las personas más allegadas, esto hacia que la reunión se volviera muy particular, lo usual es que los novios inviten a sus allegados y que uno se siente extraño en la reunión, esta vez los novios se sentían extraños en su propio matrimonio. A la reunión asistían personas que tan solo conocían a la persona que les invito.

Al estar en la fiesta, la que se realiza en casa de los abuelos, las personas empezaron a bailar, a divertirse, a beber. La abuela, siempre tan observadora, no perdía detalle sobre todos y cada uno de los invitados, en esta forma centro su atención en un hombre que le pareció extraño. Se trata de un ser muy particular. Aunque se encuentra impecablemente vestido, su comportamiento es muy detestable. Esta bebiendo como si el licor se fuera a terminar, come los pasabocas con gran apetito, da la impresión de haber sido rescatado de un desierto. Tiene su libido alterada y cuando baila sus hormonas se activan a tal grado que siente la necesidad de acercar su cuerpo al de la dama. En forma descarada no deja escapar oportunidad para que sus manos rocen los abultados traseros de las mujeres que están a su lado o con quienes esta bailando. Estos comportamientos llaman la atención de la abuela, quien además se percata que el extraño sujeto no ha entablado una gran relación con ninguno de sus nietos.

Ante este panorama la abuela le llama la atención al extraño sujeto. Observa que al preguntarle por quien le había invitado el hombre con gran temor divaga, no responde. Luego tratando de mostrar un comportamiento seguro contesta –Me invito, don Gerard... si fue don Gerard,- la abuela le dice en tono burlón –Ah.... Gerard.. Sepa que ninguno de mis nietos se llama Gerard,. Espero que se largue de mi casa en forma inmediata-. El hombre al sentirse descubierto y tartando de evitar el bochorno abandona la reunión.

En forma triunfal la abuela comenta lo sucedido a Philip, nuestro hermano mayor quien lleva veinticinco años en su empresa, -Logré sacar a un colado. Le dice, luego agrega sintiendo que es un gran personaje. Soy muy astuta, mis facultades mentales están como de quince. Me di cuenta del hombre que se ha colado y ustedes ni se enteraron. Philip abrazándola le dice, -Abuela, eres genial-, de repente su instinto citadino le prende la alarma, -Abuela... y si el tipo era un ladrón, revisemos que hace falta....- Los dos empiezan un rápido inventario para darse cuenta que muchos objetos no están en su lugar, el sujeto se ha llevado ceniceros, pequeñas porcelanas, cubiertos y porta retratos. -Mi chaqueta, debo revisar mi chaqueta, en ella deje el reloj que me dieron en la empresa- repite con gran angustia Philip, mientras la abuela le recrimina, -Solo a usted se le ocurre dejar semejante joya abandonada en la chaqueta, un reloj de oro despierta el apetito de cualquier ladrón-, Philip se apresura a subir al hall donde encuentra la chaqueta sobre el espaldar de la silla en que la había dejado. Temblorosamente revisa los bolsillos. Luego mira a la abuela. Su rostro esta pálido, horrorizado le dice, -Abuela... Me robo el reloj- y se tapa la cara para ocultar su llanto. La anciana en forma rápida baja las escaleras. Apaga la música para que sea escuchada la historia de lo sucedido. Luego ordena: -busquemos al hombre. No debe estar lejos- La fiesta se interrumpe. Se forman comisiones. Nadie había reparado en el extraño sujeto razón por la cual ninguno tiene claro como es su fisonomía. Salen a buscarlo con las señales particulares y muy generales que ha dado la abuela, dice que es un pícaro delgado, bien peinado, de aspecto joven con traje elegante de color oscuro en paño.

Pasado un buen tiempo la comisión encabezada por Arnit logra capturar a un hombre que se ajusta a la descripción. Por ser las once y media de la noche sienten seguridad de estar con el sujeto indicado. Arnit no le deja hablar. Saca a relucir su talento para la arquitectura y levantando un ladrillo que encuentra en la calle le dice al hombre en tono enérgico, -entrégueme el reloj-. El hombre sorprendido al ver a la acción de estos particulares sujetos sin ofrecer resistencia alguna les hace entrega de su reloj. Al verlo Arnit enfurece y en forma agresiva le dice –No me crea tan bolón. Le hablo del reloj de oro no de este pedazo de fantasía. El hombre protesta. La voz le tembla. Trata de convencerlo que no tiene ningún reloj de oro. Uno de los amigos de Arnit, ya que las comisiones de búsqueda se organizaron en grupos integrados por amigos, propuso en términos amables y dando muestra de un profundo análisis filosófico. , -Llevemos a este perro a la casa de la abuela, allí le decimos cuantos pares son tres moscas- El hombre trata de resistirse a esta orden, pero Arnit le convence con un argumento de peso. Le ha lanzado el ladrillo a su cabeza. Al ver esta acción el hombre logra esquivar el particular proyectil, pero la mala suerte hace que sea alcanzado por un pequeño impacto. Algo parecido a lo que llamarían los expertos en temas de física quántica, un rozamiento. Este contacto es suficiente para producir una apertura en la piel de su cráneo. Inmediatamente se observa la visita al nuevo espacio de su piel de millones de glóbulos rojos que tiñen su cabeza. Su rostro; la ropa y en especial la camisa blanca empiezan a cambiar de color. Esta apertura también se logra en su voluntad que doblegada por el impacto se vuelve sumisa. Por esta razón es que opta por seguirles hasta la casa de la abuela.

Al llegar a casa se dan cuenta que la anciana no esta. Arnit empuja en forma violenta al hombre. Todos se transforman en interrogadores. Hacen preguntas sobre los objetos que se denunciaron como perdidos. Empiezan a esculcar las ropas del infeliz. El hombre intenta explicar el motivo de su presencia en el lugar pero Arnit junto con sus amigos no lo dejan hablar. Ellos solo desean escuchar su confesión, quieren saber donde dejó los objetos que acaba de robar. En especial el reloj de oro de philip, aquel que le fue otorgado por sus veinticinco años de servicios en la empresa donde labora. En medio del maltratado que sufre el “capturado” observan que esta de regreso el segundo grupo de buscadores. Se trata del encabezado por Tati, la hermana menor. Quien al ver el espectáculo, le dice a Arnit, -Me asalta una duda, la abuela dice que el sujeto es el mismo que se sobrepasaba con todas las nenas, el muy fresco me logro manosear mi hermoso trasero pero... estoy segura que este hombre no es el que me toco. Al escuchar lo anterior las mujeres de los dos grupos empiezan a rememor. –Claro... El que nos estaba tocando..., si ya me acuerdo... No lo recuerdo bien... Si,.. Era este desgraciado, decía una ebria.... No este no es replicaba la otra -. En este juego de argumentos producto de la mental confusión de conceptos propio de exceso de alcohol ingerido llega el tercer grupo que esta encabezado por Philip y la abuela. Traen consigo a un hombre muy herido. Al verlo Arnit dice –hermano... Que han hecho, mire como volvieron a este miserable, nosotros ya tenemos al hombre, pero no le hemos encontrado nada- Philip al escuchar a su hermano le pregunta con gran angustia sobre el sitio donde esta el tal individuo. Arnit le indica el lugar. Al verlo Philip queda pálido. Se tensiona. Siente que se escurre. Cae pesadamente. Se ha desmayado. El hombre que trajo Arnit intenta ponerse de pie, pero un golpe en el estomago no le dejan siquiera hablar. Todos acuden en ayuda de Philip,. Aprovechando el momento de gran confusión, el sujeto que ha conducido Philip intenta escapar. La abuela lo convence de desistir de su intento de huir con un fuerte golpe propinado con un sartén que portaban en la mano. Luego empieza a gritar poniendo en evidencia las intenciones del hombre, -Se va a escapar, se va a escapar-... El escándalo es tal que despierta al abuelo quien al escuchar los gritos de su querida e indefensa esposa baja velozmente la escaleras. Al ver semejante espectáculo dice –Le dije mija que esta fiesta no era buena idea, ahora digan por que se agarraron este par, me imagino que por una vieja- Arnit le contesta. –No abuelo, sucede que alguno de estos dos se robo el reloj de oro de Philip, pero no sabemos cual fue-.

Philip vuelve en si gracias a los cuidados de algunas mujeres que le aplican desde base, perfume esencias, hasta alcohol. Mirando al hombre que condujo Arnit grita de horror. Arnit, que ha hecho.... Por Dios.... Ese señor que han golpeado... Ese... Ese... Es ¡¡¡ MI JEFE!!!.....

El abuelo en forma pausada comenta. Mijo, por que dice que le robaron el reloj. ¿ Donde lo tenía. –Philip?. Al escuchar la pregunta Philip contesta –abuelo a este desgraciado que traemos le encontramos los ceniceros, las porcelanas, los portarretratos, pero no encontramos mi reloj, el jefe al darse cuenta del malentendido suelta una sonora carcajada –En mi vida es la primer vez que me dan semejante golpiza- se acerca a Philip, le abraza y agrega -Es un mal entendido, pero deje que haga algo- luego descarga toda su ira en el rostro de Arnit, quien queda sangrando. No se atreve a decir absolutamente nada. El abuelo observando esto manifiesta, -es bueno estar en medio de personas tan civilizadas pero no me ha contestado, ¿ Philip dónde guardo el reloj?- Philip contesta –En mi chaqueta, la revise y no esta en ella-. El abuelo en tono pausado agrega -Acaso su chaqueta no es igual a la de Arnit. Pues viéndola tan desprotegida y en el sitio que la dejó me tome el atrevimiento de guardarla en mi closet. Se encuentra bajo llave. La chaqueta que quedó en el mismo lugar en que usted había dejado la suya es la de Arnit. No la guarde porque él siempre anda pelado.

FIN


Texto agregado el 25-01-2007, y leído por 117 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
25-01-2007 Estupendo dominio de la narracion!!!!! Aytana
 
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