Respuesta al Rey Bondadoso de Teresa:

Habia un rey que tambien era bondadoso. Este decidio que siendo el supremo monarca del Reinado de Nuindino, habria presidir sobre las necesidades de este. De una sola orden, mando a sus cobradores a reunir los impuestos... TODOS los impuestos. No hubo esquina, choza o cama en el pueblo que quedara sin saquear. Algunos campistos hasta el trigo tuvieron que entregar. Al atardecer, sobraban gallinas caminando en los almacenes del palacio.

El Rey conocia la presente amenaza de hambre en su pueblo, pero se despreocupaba. Calculaba que con el sabio amontonamiento de capital, habria de suplirles (y bastarles) para conseguir ingredientes para el mayor banquete que se habia visto en Nuindino. Ordeno la llegada de los mejores chefs del mundo, los cuales entraron escoltados por elegantes jinetes en caballos blancos -cortesia por supuesto de su majestad. Prepararian un menu tan especial, que sus subditos deleitarian con los mejores platos del hemisferio. Y asi el proceso continuaba...

Se estrecharon manteles blancos sobre todas las mesas del reinado. Bellos centros de mesas hechos de rosas elaboradamente malladas con uvas y jazmines adornaban por doquier. En realidad, era precioso aquello. Al llegar al banquete, las masas quedaron atonitas: Nunca habian visto algo asi. - Jamas han visto algo asi- penso el rey mientras gozaba la cara de sorpresa de sus invitados. Y en efecto era asi. Frente al menu, crecia un gran sentimiento de sorpresa.

-Que pasa?- penso el rey. -Porque estan asi? Porque no ordenan? El cobrador a su derecha, bajo la mirada y respondio -Es que nadie sabe leer.