Luna que me miras tras la espesa niebla
creo que eres hoy mi única guía
¿Por qué iluminas con esa risa burlesca?
Ah, seguramente estas acostumbrada a que los poetas te describan
y por eso brillas como una cenicienta.
A veces te ves tan bella y otras tan siniestra
¿Con qué careta aparecerás hoy día?
Ya veo, elegiste la siniestra
¿Qué? ¿Te molesta que te lo diga?
Pues yo debo soportar cada noche tus rabietas,
aguanta entonces esto que me alivia.
Sé que no eres culpable de mis males
pero has presenciado tantos, que te siento parte de ellos.
Ahora que me alumbras ¿ a quién más abrigas?
A unos amantes nocturnos quizás ¿es por eso tu envidia?
¡No te ocultes Luna que eres mi única amiga!
Dile a las nubes que descansen por mí.
¿En que iba? Ah sí, lo que iluminas,
seguramente tu pálida luz pavimenta
el camino que me conviene recorrer.
Si es así ¿por qué no me dices cuál es?

Ya entiendo el porqué de tu marmórea palidez
es símbolo inocuo de tu frialdad.
Guardas tantos secretos que jamás darás a conocer
y tantas traiciones que en tu boca morirán.
Muda testigo de pasiones ocultas y ósculos prohibidos
Dulce hechicera de amargos símbolos vacíos
¿Recuerdas la noche en que escribí con las manos del amor?
Sí, estabas ahí conmigo y con el frío
que lleno mi habitación al percatarme de mi error-
Por eso Luna no sé si confío
en tu apacible mueca de compasión.
No Luna, no te desafío
solo te pido una opinión.

¿Por qué no lloras conmigo?
Vamos, acompáñame en mi dolor.
Te aseguro que mañana saldo mi deuda
y te concedo una velada contraria a la que te di hoy.
No te aquejaré más mis penas
y dedicaré a ti mi próxima noche de calor.
Sí, a ti fiel compañera,
pero posa tus níveos rayos sobre mí
para que no me hieran
y conviértete en mi escudo protector.
Bien Luna, veo que te alejas,
ha llegado la hora de zarpar,
no te olvides de arribar mañana
para acompañar a tu loca amiga
en su desolado caminar.