Hasta esta reja,
de buganvillas naranjas y malvas
De lilos blancos manchados de plata,
Oscuros los deseos y las palabras,
Llegan las voces de los poetas muertos.

Hablan las voces viejas,
de amores imposibles.
Relatan de tormentos y fatiguitas del alma,
Y de largas ausencias que matan.

Pero quien canta el momento.
Quien sabe de la savia que corre como nueva,
por el torrente de mis venas.
Quien sabe de los pasos dados en las nubes,
de las caricias soñadas.
Quien sabe del azogue de tu cuerpo
Del sonido de tu risa, de tu mirada
Buscando en la mia, una mirada fija.
Quien sabe de las mil mariposas locas
Correteando por la corriente de mis venas.

No se donde caminan los pasos de este amor.
No pienso seguir esa senda de pasos perdidos.
Cada día una sola pisada,
una sola huella.
Dejare que ande por mi el destino,
y cada paso, abrira un nuevo camino.

Detrás de mi la nada
Nada espero de mañana.
Este instante,
Donde mis manos dibujan en este teclado
Lo que ni siquiera son humildes versos,
Sera el único instante del tiempo.