Encontrarías sólo pedazos del ser completo, que algún día fui.
Manchas en las paredes donde alguna vez estuvieron mis manos,
ruido en los rincones donde nunca estuve contigo oculto en la sombra,
que al medio día bajo tus pies se arrastra, como pude haber hecho yo.
Si tus ojos me buscaran un maldito día de crudo invierno,
me verías dejado y tembloroso, alejado del mundo traicionero,
buscando en los rincones más oscuros, un trozo de esperanza en mi reposo.
Verías de nuevo las marcas en mi pecho, mordidas de mi piel bajo tus manos,
ocultas de la vista del mundano, celoso y vengativo, cruel pagano.
Se han ido lejos tus pertenencias mías, evaporado las ansias aquellas,
que me mostraban la entrega toda, que practicabas si acaso me mordías.
Si tus ojos me buscasen encontrarías, que aún hay un trozo de recuerdo apolillado,
que espera ser devuelto hacia la tierra, que hoy día me tiene cobijado,
muertas las olas en mí han caído, vendavales y tormentas me azotaron,
y hoy reposan por fin esos alivios, que no tuve con el pecho amordazado.
He muerto para ti, no me busquen más tus ojos. El sueño por fin ha terminado,
me diste insomnio verdadero, cuando el olvido me llevaba de su mano.
Empieza ya tu marcha venturera, que te aguarda la vida y sus miserias,
no pude protegerte cual quisiera, privarte del dolor de los engaños.
Si tus ojos me buscaran algún día, encontrarías sólo pedazos del ser completo,
que ahora soy, hoy que no soy para ti.
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