La indolencia asomaba su cabeza con disimulo,
y tu piedad no volteaba a mirarla,
y no era porque el olvido cogía sus mejillas,
si no porque la indiferencia e ignorancia iban tomadas de aquellas manos...
Todo estaba perdido,
las vueltas que quedaban por dar,
ya se habían dado,
el perdón que había que ofrecer
ya estaba saldado,
y no precisamente por tu aceptación a ellos,
si no, nuevamente por la maldita ignorancia e indiferencia;
Y justo ahí,
cuando todo lo dado, lo pedido y lo ofrecido
se volvió inútil,
mi indolencia a la vida y sentimientos tomó forma,
y no como un fantasma,
si no como tendencia a vivir de algo;
Lo bueno fue que al convertirme en un ser indolente,
mi persepción a lo abstracto de mis yo, y de la gente
se fortaleció...
Y fue juso ahí donde nació mi
SRTA. SENSITIVA.
-Al ser indolente, persibes más- |