Hoy, como casi todos los días, después de unas horas de trabajo, salgo a tomar un café para despejar mi mente...
Hace un día precioso, miro el cielo, veo ese sol resplandeciente. Dejo que acaricie mi cara, siento ese calor mañanero y placentero. Voy a la cafetería de la esquina, me tomo el café, lo saboreo; está caliente y cremoso como me gusta. Siento un placer al hacerlo, no se que me pasa; me digo: hoy lo estoy disfrutando mucho más este cafecito.
Salgo dirigiéndome a mi taller, siento una felicidad especial, está tan hermoso el día… algo me hace caminar hacia la plaza.
Camino por la cornisa del jardín. Siempre hago eso; no sé porqué, pero me encanta. Desde niña siempre caminaba por las orillas de las cornisas, del balcón o de las jardineras. Siento el calor del sol en mi espalda, la brisa acaricia mi cara, juega con mi cabello, siento que volara… siempre estoy haciendo un monologo y me digo: es que hoy te sientes feliz, pues aún vives el momento de ayer en sus brazos. Me sonrío... y pienso en ti.
Miro alrededor... veo una estampa impresionante. Mi plaza… al sur. Veo los árboles del Jardín Botánico verdes sobresalientes; parece una alfombra. Al este, el sol resplandece; el cielo, éste cielo hoy es más intenso su azul… Veo al norte, unas elevadas torres de concreto y aluminio que le dan el toque arquitectónico alrededor de la plaza, pero lo más impresionante; es mi Avila. Es una estampa magestuosa rodeando la plaza, allá a lo lejos... detrás de los edificios, lo que ven mis ojos es esa bella e inmensa montaña, con su figura delineada perfectamente; se ve como un lienzo aterciopelado. Su color, es verde-azulado-gris… es la creación de Dios…
Es el azul del cielo, armonizando con el resplandecer del hermoso sol, y el verdor de sus árboles, que le da ese color indefinido… Siento que estoy en el paraíso… Estoy en armonía con el universo. Escucho el ruido de los automóviles transitar. Es sábado; no hay tráfico. Hay paz, los pájaros cantan; vuelan entre los árboles. La brisa corre cómo un silbido apacible...
Por un momento, pienso en las grandes ciudades: Madrid; ciudad sombría. Roma; con sus historias. Lisboa; ciudad monumental, sus plazas llenas de flores. Viena… Paris, sus avenidas, sus cafés, su cultura. Ciudad del arte, del intelecto, la moda, las compras. Buenos Aires... sus callecitas, los faroles, tangos, entre otras tantas famosas ciudades del mundo.
Con todos y sus problemas politicos y sociales que han hecho mucho daño a ésta tan hermosa ciudad. Me quedo con este paisaje por ser tan natural y hermoso, que a mis ojos, a mi mente y a mi espíritu le llena de vida, esperanza y felicidad. Esta tierra bendecida por Dios.
Creo que es única en el mundo. Una ciudad que está rodeada por un pulmón tan hermoso…
Pienso en nuestro inolvidado músico y compositor Billos Frometa. Ese gran compositor que compuso la canción: A mi caracas. Ilan Chester, que escribió Cerro Ávila.
Esos seres que han sentido ésta preciosa caracas en su esencia y le han dedicado su amor. Talvez en algún momento han sentido este hermoso día que hoy vivo…
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