Dos velas y un entierro, humo entre mis dedos, carne de cañón, mares que se mueven sin agitación, estas rimas no sorprenden a ningún lector. Cada vez menos artista de los infinito, pero mas infinito donde mirar, si dos no pueden porque uno no debe y uno hace ya tiempo que se largó.

Donde van los versos que escribo, donde muere el paraiso y comienza a empezar lo terrenal, las bolsas de la abundancia, ese cuerno que nadie alza y quizás sea mejor no añzar.

Donde van las palabras que se lleva el viento, donde duermen cuando no hay lecho donde saciar las preguntas que mueren con la pubertad.

Quizás todo pase, quizás sea verdad que el tiempo pone a cada uno en su lugar y que a todos nos llega nuestra hora, pero donde quejarse cuando este llegue y no estemos de acuerdo.

¿donde?