Bautizaste mi vida con el rastro de tu pasión

que en menos de seis pasos se transformó en dolor.

Quisiste hacer de mi vida una triste marioneta,

siendo que nací con la nostalgia tallada en mis

huesos y tatuada en mi piel,

sólo pudiste hacer conmigo una pieza teatral

perfecta, en dramatismo, pasión y locura;

¡¡fue tan corta!!,

pero aún te empeñas en reconquistar el suspiro

que creiste tuyo,

pero pertenecía a la nada y al todo

que rodea el amor de sueños que tu me diste,

pero con pesadillas impregnadas

del sianuro que tienen tus labios

que tan tiernamente dijeron tantas palabras de

amor,

llevándome por el oscuro sendero de la desolación

encarnada en la comprensión.

Ojalá me hubiese convertido en tu marioneta,

para así no tener que sentir tu frialdad,

y terminar por morir un día sin relleno

y no morir tragando lentamente tu veneno,

que aunque yo construya barreras de defensa

traspasa cualquier contención,

porque no sabe de dulzura,

sólo sabe de pasión encarnizada

y demencia desbocada.



a: J.P. Y R.O.

DEL 02.10.2000