Él la contempla y rememora aquellos dichosos años en que se conocieron. Han pasado toda una vida juntos, compartieron codo a codo las esperanzas y las asperezas. Se casaron, vinieron los hijos, sortearon cada escollo con una sonrisa en los labios y con la fe como emblema.
Pero ahora, no es lo mismo, él trata de rescatar un recuerdo, tal como si asiera a una paloma de un ala, pero no, la imaginaria ave se debate entre sus dedos y desaparece como una voluta de humo. Es que las remembranzas, cuando son desmenuzadas de a dos, tienen el sabor de la miel, pero cuando sólo uno de ellos intenta invocarlas, estas son amargas como la hiel.
Ella le mira con ojos extrañados y le pregunta por su madre, la de ella. La señora aquella, yace en su tumba desde hace varios años, tantos que él ya ni recuerda la fecha exacta. Ella insiste. Él posa sus manos en su regazo y ella se las retira airada. Son las inconsecuencias que ha creado su cerebro en fuga, su pasado se ha reducido a unas cuantas experiencias que se debaten y temblequean ante el implacable borrador que amenaza con dejarlas en blanco.
A veces, los consumidos labios del hombre mastican melancolía, el más amargo tabaco que uno pudiera gustar, entonces, él se recuesta en su lecho, tratando de comprender la enrevesada mecánica de la frágil mente de ella. Quisiera aprender a olvidar, a confundir, a apagarse, a caminar a la deriva. Así acaso, podría reencontrarse con aquella, con la que trenzó inmejorables sueños e ilusiones, formando ambos una familia que, en un tiempo pretérito, se sació con ese néctar escaso que denominamos felicidad.
Allá van de la mano como dos siluetas tristes, ella, silenciosa porque no tiene nada que decir, él, silencioso, porque las imágenes del pasado le desgarran el pecho.
-¿Te recuerdas de…- intenta preguntar y su pregunta es fagocitada por esas pupilas oscuras que lo miran con extrañeza.
-Hasta que la muerte nos separe- susurra irónico mientras, aquella que lo acompaña de malas ganas, intenta cruzar inconscientemente y de una vez por todas, el pozo negro e insondable que se ha tragado todas sus respuestas…
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